¿Te ha pasado que a veces sientes que no encuentras el rumbo aunque estés en búsqueda constante?, ¿Sientes que no sabes hacia dónde vas? Muchas veces pareciera que la brújula de nuestra propia vida trae fallas de fábrica, no se alcanza a distinguir con claridad el norte (ni el sur, ni el este ni el oeste).

Hemos estado en el camino sin estar

Hemos vivido a expensas de encontrar una señal que nos indique el rumbo, puede sonar fuerte pero tantas veces hemos estado en el camino sin estar, evadiendo mirar hacia el lugar correcto. Son las luces de la ciudad que nos encandilan, nos distraen de lo verdaderamente importante y no nos permiten ver claro el rumbo. Son las olas de la vida que nos ha tocado naufragar las que nos tumban tantas veces, nos hacen perder el equilibrio. Sos sentimos sin sentido, andamos por la vida sin un punto de salida ni un punto de llegada.

Un carro sin GPS en una ciudad desconocida

Seguimos recorriendo nuestro camino, tan aturdidos por los ruidos que nos llevan de un lado a otro, pero sin un rumbo definido. Guíados por aquellas voces internas que nos hacen andar como barco sin vela o bien, como un auto sin GPS en ciudad desconocida para efectos prácticos y de actualización.

Estamos tan desubicados que no ponemos nuestra atención en lo que de verdad importa y lo que nos da un propósito para continuar. ¡Qué desilusión resulta no saber hacia dónde proseguir! Ni cómo hacer para encontrar el rumbo sin ser presas de nosotros mismos y nuestros impulsos humanos.

Reubicarnos para nuestro bien mayor y máxima felicidad

Pero ante todo esto, déjame decirte una buena noticia: ¡Estamos siempre en buen momento de afrontar estos obstáculos que nos alejan de lo verdadero y lo bueno! A tiempo de impedir que el desaliento nos vuelva sus presas y encontremos la verdadera motivación para retomar el camino correcto. A tiempo de ubicarnos y reubicarnos en donde debemos de estar para nuestro bien mayor y para nuestra máxima felicidad, ¿apoco no es lo que andamos buscando?

Pero no te confundas, no me refiero a un remedio milagroso como aquellos que recomiendan las abuelas que nos quitaban todos los dolores, ni a un Gadget tan innovador que ya no se encuentra en existencia, digno de venta de liquidación o del “Buen Fin”.

Regresemos al origen: Jesús, Dios con Nosotros

Adquirimos algo mucho mejor y gratuitamente, tenemos ahora con nosotros una nueva vida por Jesús que es el origen. Si ponemos la mirada en ese niño pequeño que nació en un pesebre, que no dejó de ser Dios pero que se encarnó en la Virgen María por la humanidad y se hizo semejante a nosotros para que entendiéramos su mensaje de amor y nos obsequió un sentido y un rumbo.

Es Él quien da forma y claridad a todo lo que nos rodea y que nos ayuda a descubrir de nueva cuenta hacia dónde vamos; el por qué seguimos buscando abrazar su amor de Dios y su amor de hombre. Todo se clarifica porque desde su llegada a este mundo nos vino a traer la esperanza de una vida mejor, cercana a lo Celestial. Fue el niño que nació y que con las enseñanzas que daba desde pequeño hacía que todos los que estaban cercanos a Él se asombraran ante su sabiduría y a la vez su sencillez.

Cuando lo celestial y lo humano se unieron en un abrazo

No pudo ser de otra forma para que nuestra mente lo entendiera, así estaba escrito para bien de toda la humanidad y para redefinir el camino.
Dios quiso ser cercano a nosotros para que creyéramos en sus palabras. A Él, que es el principio de todo y no en vano retornamos hasta el momento de su llegada al mundo, acompañamos a su madre en el momento de su alumbramiento. Es aquí cuando lo celestial y lo humano se unieron en un abrazo único. Sello de una promesa que nos ayuda entender hacia dónde vamos y que por el bautizo nos hacemos de Él y para Él.

Es así como recobramos un rumbo fijo, aprendiendo de su vida, regresando a lo verdaderamente importante. Seamos verdaderos mensajeros del camino, caminemos hacia el punto, hacia el origen de todo, redescubriendo el sentido de nuestra Fe.

La Estrella aliada se postra en el punto del origen

Por si fuera poco, en nuestro caminar estamos equipados de un regalo que Dios nos otorgó en los cielos: “Después de ver a Herodes, ellos (los magos) se pusieron en camino; y fíjense: la estrella que habían visto en el Oriente iba delante de ellos, hasta que se detuvo sobre el lugar donde estaba el niño”. (Mateo 2,9)

¡Qué maravilla que hasta los astros que tienen luz propia apuntan hacia el creador y los sabios reconocen, adoran y contemplan su nacimiento! Esa estrella que apareció en Belén es un signo claro de la manifestación (epifanía) más grande de Dios con nosotros.

Es la Luz que necesitamos seguir, el camino que nos lleva a encontrar el rumbo, a darnos cuenta que Él siendo el “amor enorme” se hizo pequeño en María y en un lugar que nadie esperaba. Se hizo humano para hablarnos a todos y mostrarnos que en la Fe, la sencillez y la humildad encontraremos la guía del camino a seguir para encontrar el rumbo. Es al verlo en esa condición humana y divina como el principio de todo, donde podemos comprender que por Él vivimos, nos movemos y existimos. Es Dios que se entrega a todos, como luz que ilumina las naciones y los corazones de quienes lo buscan y adoran.

¡Volvamos a lo que da sentido a nuestra vida, volvamos al Origen!


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Ramón Rodriguez Chaires
Soy Ramón Eduardo Rodríguez, Tengo 26 años, egresado de Derecho, creo en la justicia social y el amor al prójimo, me gusta la música, leer un buen libro, una buena pelicula y los paseos en bici. " El hombre no puede ser separado de Dios, ni la política de la moral". Santo Tomas Moro

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