Mis planes en “vacaciones” de Semana Santa.
– Ir a la Iglesia –
Es lo que contesto cuando me hacen la pregunta de ¿Qué vas a hacer en “vacaciones”? E inmediatamente después de mi respuesta puedo notar cierta incredulidad, risas o comentarios de mis amigos diciéndome que soy una abuelita y ¿cómo no me van a decir eso si yo misma veo que cada vez que voy a misa estoy rodeada (en su mayoría) de adultos mayores? Muy seguido me pregunto ¿quién va a ocupar los lugares que poco a poco irán quedando vacíos dentro del templo? Me aterra pensar en las personas han dejado de creer y de tener temor de Dios.
Mis “vacaciones” como muchos llaman a los días de Semana Santa se resumen en ir y participar en la iglesia el Jueves Santo, quedarme a la hora de adoración, escuchar la Pasión de Cristo, ir al pésame a la Virgen, asistir a la Vigilia Pascual y no faltar a la misa del Domingo de Resurrección. Si miro en retrospectiva y hago el recuento de las horas que pase coordinando pascuas y grupos juveniles o las veces que tuve la oportunidad de irme de misiones a pueblos lejanos, el ir a la Iglesia a esas celebraciones es lo mínimo que yo pudiera hacer.
¿Y qué por qué voy “tanto”? Porque he encontrado, a través de las palabras, cantos y oraciones, mi paz. Aún me sigue pareciendo indescriptible la sensación de entrar al templo el viernes de la crucifixión de Jesús y ver todo cubierto donde se emana claramente su ausencia. Porque me late el corazón fuertísimo al vivir la marcha del silencio acompañando a María. Por la unión y esperanza en las personas que asistimos a la Vigilia Pascual cuando, poco a poco, nos compartimos fuego para encender las velas y contrarrestar la oscuridad de la Iglesia e iluminarla por completo.
Es cierto que soy parte de una Iglesia que ha estado envuelta en controversias a lo largo de los años y que dentro de las parroquias existen personas que se creen poseedoras de poder o que han cometido grandes equivocaciones, pero no por eso yo voy a dejar de creer, porque este mundo lo conformamos seres humanos imperfectos.
Es como si dejara de creer en la medicina por las incontables negligencias médicas, en la justicia humana por los miles de casos de corrupción, en la educación por maestros que no están bien preparados, o en la política por los malos lideres frente a cada país.
Como lo profeso en cada misa: Creo en un solo Dios, creo en la Iglesia católica y creo en los misterios de la fe y lo hago sin titubear porque las cosas de Dios se hacen por convicción y no por obligación.
Y si tú como yo, eres un joven o un padre de familia y has sentido el mismo miedo de que las bancas de los templos se vayan quedando vacías poco a poco te doy mi palabra que yo siempre estaré ocupando un lugar representando a mi generación, pidiendo porque en este mundo seamos más los que se acerquen a la iglesia y menos los que han dejado de creer y que aún no conocen a Dios. ¿Me acompañas?