Son numerosos los expertos que han hablado sobre cómo la situación de pecado destruye el alma del ser humano y la va llenando de vacíos inmensos; hoy te quiero hablar de corazón a corazón. El pecado es una acción incorrecta que poco a poco llena tus días de miedo, no te permite avanzar, te impide ver con claridad cuando volteas al frente.

Es tan peligroso que resulta ser el arma más determinante para frenar nuestra comunión con Dios. Y ojo aquí, Dios nos escucha aunque estemos en pecado, pero es más difícil acercarnos porque nuestro espíritu está debilitado.

He pasado bastante tiempo bastante analizando de qué manera el pecado puede destruir mi ser y definitivamente creo que se manifiesta cuando no sentimos confianza en la divina misericordia de Dios. Esa capacidad que tiene el pecado para poner en duda la dignidad y el merecimiento de hablar con el Padre es tormentosa.

El pecado es el camino perfecto a la muerte

Recuerdo que en una ocasión un ex coordinador del grupo juvenil comentó en una plática “El pecado es el camino perfecto a la muerte” y en ese momento no entendí el significado de sus palabras, pero una serie de circunstancias particulares me posicionaron justo en ese lugar. Solo, apartado de los demás, como una bestia que se había hecho un daño terrible y no es capaz de confiar en nada a su alrededor… ahí desde el rincón de una habitación oscura y en silencio.

Ese momento en que uno no confía ni en sí mismo… En ese preciso instante abre la puerta el único que es capaz de devolver la alegría a nuestra alma. Cuando más pecador y más indigno me siento es exactamente donde Jesús desea obrar y sanar.

Dentro de estas inseguridades y desconsuelo quiere platicar de médico a enfermo, de padre a hijo. Dios tiene el gran anhelo de que en medio de esa noche oscura seas fuerte y hagas tu máximo esfuerzo por levantar un poco la mirada y darte cuenta que ahí está, para ti y para tu sanación. Cuando menos confías en ti mismo por causa del pecado que ha matado todo deseo de vivir en ti, ahí es donde Jesús sonríe y conoce que puede reparar lo que tú consideras irreparable.

Oración

Señor este día te pedimos encontrar la fortaleza para mirar hacia ti y darnos cuenta que tu gracia todo lo puede. Aunque no seamos dignos y hayamos fallado, en esa condición Señor te pedimos que actúes y seas nuestro consuelo. Un Dios misericordioso que actúa aún cuando nuestro enemigo grite que no tenemos cómo salir de ese lugar hasta el cual nos condujo. Es ese tiempo y ese lugar donde anhelamos que te presentes Señor y nos muestres tu amor.

Como último sólo pido que incluyamos en nuestras oraciones a todos esos hermanos y hermanas que se encuentran absorbidos por el pecado, que se sienten indignos de la gracia y por aquellos que no confían en que Dios puede reparar el daño que han hecho. En nuestras oraciones y en el Espíritu Santo encuentren el consuelo y la paz que tanto añoran.

“Dios no se escandaliza de los hombres. Dios no se cansa de nuestras infidelidades. Nuestro Padre del Cielo perdona cualquier ofensa, cuando el hijo vuelve de nuevo a El, cuando se arrepiente y pide perdón.”

San José Mª Escrivá de Balaguer
Es Cristo que pasa, 64


¿Te gustó? ¡Comparte con tus amigos!

Raúl Trujillo

Raúl es un maestro de nivel secundaria con especialidad en Formación Cívica y Ética, participó como escritor en dos publicaciones oficiales de su escuela y disfruta mucho de los grupos católicos juveniles de los cuales ya tiene más de 10 años de experiencia.

Comments

comments