Queridos hermanos y hermanas misioneros,
Les escribo con gran alegría en mi corazón, sabiendo que pronto se embarcarán en una aventura que no solo cambiará la vida de aquellos a los que servirán, sino también la suya propia. Estoy segura de que la emoción y el nerviosismo se mezclan en sus corazones, pero quiero recordarles que no están solos. Su comunidad, su parroquia, su familia y yo estamos unidos en oración y en el amor de Cristo que nos anima a salir al mundo y predicar su palabra.
En su camino, habrá dificultades, quizás se enfrentarán a una lengua que desconocen, a una cultura diferente a la suya, a la falta de comodidades que dan por sentado en su hogar. Pero recuerden, no están allí para su propia comodidad, están allí para servir y amar a los demás. Confíen en el Señor y permítanle trabajar a través de ustedes, porque es en las dificultades donde Él puede manifestarse de la manera más poderosa.
Les insto a que, durante su tiempo en la misión, se tomen el tiempo para aprender de las personas a las que sirven, para escuchar sus historias, para entender su cultura. No vayan con la mentalidad de que saben lo que es mejor para ellos, porque cada persona y cada comunidad tienen necesidades y deseos diferentes. Sean humildes, sean compasivos, sean amorosos.
Pero también recuerden que, aunque estarán lejos de su hogar, su comunidad de fe está con ustedes. Mantengan contacto con su parroquia y su familia, compartan sus historias y pídanles que oren por ustedes. No solo están sirviendo en nombre de Dios, sino también en nombre de su comunidad.
Recuerden que van en representación de la Iglesia Católica, por lo que todas sus acciones y palabras serán observadas como si vinieran del mismo Cristo. Por eso, es muy importante que todo lo que hagan, lo hagan con amor, y siendo ejemplo de la forma de vivir de un verdadero cristiano.
Finalmente, quiero decirles que estoy orgullosa de ustedes. Estoy orgullosa de su disposición a servir y de su amor por los demás. ¡Gracias por decirle que sí a Dios! ¡Gracias por animarse a vivir esta aventura! Que el Señor los bendiga en su misión y que los lleve de regreso a su hogar con una mayor comprensión de su amor y su gracia.
Con amor y oraciones,
Una hermana misionera.