El día de hoy me gustaría platicarte sobre una situación en particular, la cual no hubiera podido sobrellevar si no fuese por la forma en que San Juan de la Cruz veía la tribulación.

Avanzando en ese caminar

Hace ya casi 10 años me fui a otro estado de la república mexicana, así como muchos que se van a Estados Unidos, siguiendo “el sueño americano”, pero lo mío fue dentro de la república nada mas. Queriendo seguir mi sueño, lo que yo pensaba que sería mejor para mi vida y realmente sentía que lo estaba encontrando. Así como cuando estás armando un rompecabezas que de repente no sabes cómo encajar unas piezas pero poco a poco vas descubriendo y figurando como se hacen las cosas, así mismo me sentía yo, avanzando en ese caminar.

El momento de la tribulación

Fue entonces que llegó una situación que realmente fue la más traumante que me tocó vivir. Ahí en ese lugar donde viví intentaron abusar sexualmente de mí. Realmente no es necesario contar más detalles que lo que pasó después de esa situación. Al regresar a mi tierra natal comencé a tener serios problemas, ya que no quise comentar nada acerca de ese suceso a los que me rodeaban.

Estuve en depresión por 8 años (y con secuelas) en los que todos los días me dormía llorando y me despertaba y volvía a llorar, no le encontraba ya más sentido a la vida, me habían arrebatado el mayor sueño que yo había forjado durante años. Y es que es diferente cuando tú te das cuenta que algo no es tuyo y te lo quiten, a que llegue otra persona y te arrebate algo que te pertenece. Realmente sentía que estaba respirando oxígeno que alguien más podría aprovechar mejor que yo, y fue ahí donde todo se puso bastante obscuro.

La Teología de la Cruz

Para no indagar más en mis momentos depresivos (porque como te conté fueron 8 años en donde pasaron bastantes cosas negativas, la finalidad de mi escrito no es enfocarme en esto). Descubrí un libro que se llama Introducción a San Juan de la Cruz. Ahí se explica el camino de la espiritualidad que él había desarrollado y era la “teología de la cruz”. Habla sobre el agradecer y disfrutar el sufrimiento, poniendo como pináculo las 3 “vías del alma”.

La existencia de estas tres vías se corresponde con las tres potencias clásicas del alma: memoria, entendimiento y voluntad, que en este mismo orden son reducidas a un estado de perfecto silencio. El silencio de la memoria es llamado en la mística esperanza. El silencio del entendimiento se llama fe y el silencio de la voluntad se llama caridad o amor. Estos tres silencios representan a la par un vaciamiento interior y una renuncia de uno mismo que alcanza su máximo grado a través de la virtud de la caridad. De ahí sobrevienen la enorme angustia y la sensación de muerte característica de los místicos, pues unirse a Dios es un perderse previo a sí mismo para después ganarse.

La purificación del alma

Al ver y entender en sus escritos que el alma tiene que ser purificada para poder quemar en son con la del amado (fragmento de uno de sus escritos) me llegó a la cabeza esta cita bíblica: “Tres veces le rogué al Señor que me la quitara; pero Él me dijo: Por lo tanto, gustosamente haré más bien alarde de mis debilidades, para que permanezca sobre mí el poder de Cristo. Por eso me regocijo en debilidades, insultos, privaciones, persecuciones y dificultades que sufro por Cristo; porque, cuando soy débil, entonces soy fuerte”. (2 Cor 12,8-11)

Fue cuando empecé a agarrarle sentido de nuevo a mi vida y a amar esta teología, comencé a agradecer por todos esos momentos intranquilos que estaba viviendo o había vivido pues fue gracias a ellos quien soy el día de hoy, toda la fuerza, fortaleza, sabiduría, tantas virtudes que me obligaron a trabajar esas situaciones. No hice un cambio radical a aceptar todo lo negativo que venía siempre y a la primera (haha) pero ha sido un constante caminar. Un nuevo rompecabezas llegó para armar y poder terminar la mejor versión de mí mismo.

A ti que me estás leyendo ahora te quiero hacer la misma pregunta que la teología de la cruz incrustó en mi corazón ¿Vas a dejar que esos momentos o situaciones traumáticas/dolorosas te definan? ¿Vas a dejarte dominar y quedarte como víctima por aquello que viviste?
Que Dios te bendiga hermano/a


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Daniel Olvera

Daniel es un apasionado de la juventud, ha dedicado más de la mitad de su vida en el apostolado y acompañamiento juvenil ya sea en grupos o en colegios católicos, "un corazón cerrado no engendra nada bueno, permíteme ayudarte a abrirlo"

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