Es la pregunta que siempre hago para descubrir hasta el más mínimo detalle y cuando veo que están a punto de contármelo, pongo total atención, fijo la mirada, y muy emocionada agrego: “¡Me encantan las historias!”, pero si veo que no hay muchos detalles recurro a las preguntas de ayuda: ¿Cuánto tiempo llevan juntos?, ¿Quién dijo el primer “te amo”?, nunca termino de preguntar porque me encanta escuchar todo tipo de historias que tienen que ver con el amor verdadero, ese que implica entrega y servicio, fidelidad hasta el final y que no se viene abajo ante las dificultades. Me conozco y soy una fiel creyente de que… “El amor nunca pasará” – 1 Corintios 13, 8.

 

Vivimos en un mundo sediento. Cuando eres joven y hablas de amor con una persona, si realmente vas a lo profundo, casi siempre la conversación termina con una pregunta que inquieta nuestro corazón:

“¿Crees que ya hayas conocido al amor de tu vida?”.

Si hablamos de una vocación al matrimonio, no sé en donde esté mi futuro esposo, porque aunque me gustaría poder ver el futuro en medio de la incertidumbre sé que a Dios le gusta el misterio, y si es de su mano a mí también, al final eso es lo que hace a la vida mucho más emocionante. Sin embargo sé que hay una historia de amor de la que puedo hablar con total certeza y muchísima alegría.

Conocí a Jesús cuando tenía 13 años, mi mamá me platicó sobre las misiones de Semana Santa y yo no tenía ni idea de lo que eran, creo que ni siquiera sabía bien lo que era la Semana Santa bueno no, claro que sabía, más bien no entendía muy bien de qué iba  pero bueno, me animé y fui de misiones a una comunidad que está en Valle de Bravo, México llamada San Simón el alto nunca lo voy a olvidar…

La verdad es que en ese momento de mi vida no era consciente, como soy ahora, de que Dios habita en cada uno de nosotros, pero estaba segura de que a través de la naturaleza Él me decía que me amaba, yo lo sentía. Como su nombre lo dice era un lugar en lo alto de una montaña, ¡un lugar realmente hermoso! que me vio servir a Dios por primera vez.

Recuerdo que regresé de esas misiones y lloré durante toda la semana siguiente, fue la primera vez que experimenté un vacío en mi corazón después de haber sentido ese amor tan grande que yo creía nunca volvería a sentir igual… ¡qué equivocada estaba!

Al año siguiente fue lo mismo, regresé de misiones en Semana Santa y me enamoré aún más de Jesús, cada vez me hacía más consciente de que Él me amaba aunque nadie me lo había hecho saber todavía, había algo en mi corazón que me lo decía y yo sabía que así era… ¡Él me amaba!

Cuando tenía 16 fui a un retiro de un fin de semana en el que mi alma, mi corazón y todos mis sentidos se conectaron con ese amor tan grande que yo sabía que existía, me dijeron que Dios me amaba, que siempre lo había hecho y que nunca lo iba a dejar de hacer y no solo eso, me dijeron también que ¡Él quería que yo también lo amara! pero que es un caballero, y nunca me iba a obligar a corresponderle. Fue un fin de semana lleno de vida, lejos de mi casa, pero muy cerca de Dios y ha sido de las mejores experiencias que he tenido, ¡nadie nunca me había dicho que me amaba!, no de esa manera.

Y me enamoré… , me enamoré del Amor, le pedí que no me dejara sola y lo mejor de todo es que nunca lo ha hecho. No ha sido fácil y si, hemos peleado algunas veces (bueno yo me he peleado con Él) pero su amor por mí es tan grande que ya no puedo separarme de Él, siempre vuelvo, o mejor dicho Él siempre vuelve por mí. Han pasado casi 10 años desde esas misiones de Semana Santa, y el camino que he recorrido ha su lado ha sido increíble.

 

He entendido que este mundo pide a gritos encontrar el amor, y realmente lo necesitamos, pero muchas personas hemos descubierto un amor que es indispensable construir y cultivar todos los días para encontrar la verdadera felicidad, el amor de Dios, pues como dijo San Juan Pablo II “Sus palabras son palabras de vida eterna, palabras que dan sentido a la vida. Nadie fuera de Cristo podrá darles la verdadera felicidad”.

Esta es la historia de amor que yo he vivido, y que conozco a la perfección, cada vez me enamoro más y más de Él y de nuestra historia, porque aunque nos ama a todos por igual, todas las historias de amor son diferentes y yo sé que la nuestra es increíble y que su amor nunca se apartará de mi lado, ¡me lo ha demostrado incontables veces!

 

Una vez leí una frase que me gustó mucho: “Hay muchos tipos de amor pero el mejor de todos es el amor correspondido” hoy sé que la mejor decisión que he tomado es haberle correspondido a Jesús. Junto a Dios todos tenemos una historia de amor, ¿cuál es la tuya?

 

“No me mueve, mi Dios, para quererte
el cielo que me tienes prometido,
ni me mueve el infierno tan temido
para dejar por eso de ofenderte. 

Tú me mueves, Señor, muéveme el verte
clavado en una cruz y escarnecido,
muéveme ver tu cuerpo tan herido,
muévenme tus afrentas y tu muerte. 

Muéveme, en fin, tu amor, y en tal manera,
que aunque no hubiera cielo, yo te amara,
y aunque no hubiera infierno, te temiera. 

No me tienes que dar porque te quiera,
pues aunque lo que espero no esperara,
lo mismo que te quiero te quisiera”.

 


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Pamela Vizcaíno Sánchez
Mexicana, estudiante de Ciencias de la Familia, que busca generar un cambio positivo en el mundo, mirando la dignidad de cada persona. Me gustan las hamburguesas, ir al cine y leer. Mi mayor anhelo es que el tiempo de Dios sea mi reloj y su voluntad mi camino. Dicen que soy una señora, y ¡no! ...bueno, a veces.

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