Jesús les dijo a sus discípulos “Ya no los llamo servidores… los llamo amigos” (Jn 15, 15) se trata del honor más grande que una persona podía tener, ¡les llamó amigos!

Como cristianos, estamos llamados a participar de este privilegio, el de ser amigos de Jesús (si, también se refería a ti y a mi cuando dijo: los llamo amigos), y en este regalo se incluye la posibilidad de estar con él, conocerlo y hablarle, así que a aprovechar que tenemos el mejor y más grande amigo de todos los tiempos.

Por otro lado también se nos invita a imitarle y tratar de ser tan buen amigo como el fue, esa frase de Santa Teresa de Calcuta nos viene muy bien en este momento “Debemos hacer las cosas ordinarias con un amor extraordinario”, la amistad es tan bella que se nos invita a vivirla en plenitud, piensa un momento en tus amigos, los de hace mucho tiempo, los nuevos, aquellos que quieress mucho pero con los que no hablas tanto, o los que vems todos los días en el trabajo o la escuela. Detente a pensar en sus vidas y en los momentos compartidos. Te invito a poner en practica estos 10 regalos de amistad que puedes ofrecer a ellos y por ellos:Repórtate
Busca a ese amigo con el que has perdido el contacto. Casi todos tenemos ese buen amigo con el que por alguna razón (falta de tiempo, desidia, un malentendido, cambio de escuela o trabajo, etc.) hemos perdido contacto y aunque le extrañemos no frecuentamos. Hoy te invito a que te animes y lo busques, tal vez te necesite o tu a él, puedes mandar un mensaje preguntándole como va su día, o invitarlo a comer, te aseguro, no te arrepentirás

¿Cuándo Jesús buscó a un amigo? ¡¡Siempre!! Te busca a ti y me busca a mi cada vez que nos alejamos o dejamos de hablarle. ¿Te acuerdas de la parábola de la oveja perdida?, si no, te recomiendo que la leas, la puedes encontrar en Lc 15, 4-7

  1. Escucha con atención.
    Has estado en una conversación donde todos quieren ser los que hablan, y si alguien menciona una experiencia le interrumpen para en seguida contar que a ellos les paso algo similar o mejor. Es algo muy molesto pero muy común, creo que tiene que ver un poco con sentirnos los más importantes y escuchar requiere humildad para quedarse callado y mucho cariño para interesarse de verdad por lo que el otro nos está diciendo. Te invito y me invito a practicarlo con aquellos que tanto queremos.

¿Cuándo Jesús practicó esto? Cuando Lázaro su amigo murió, su hermana Martha corrió a su encuentro para platicarle lo que había pasado, recordemos que Jesús sabía ya lo que iba a hacer, pero no se apresura a interrumpirla ni ignora su dolor, la escucha, le hace preguntas y la acompaña. Jn 11, 1-30

  1. Comparte.
    Da un poco de tu vida y de tu tiempo, sé que a veces se nos van los días con todas las cosas que debemos hacer, convivimos y mostramos más afecto por medio de las redes sociales que en persona, pero, para llamarnos verdaderos amigos debemos estar presentes y en este punto te invito no solo a compartir con tus amigos, eso a veces es fácil, también sería muy bello hacer del necesitado un amigo y compartir alimento, ropa o algunos momentos con él. “No hay amor más grande que dar la vida por sus amigos” Jn 15, 13 Jesús nos pone el ejemplo, nos compartió toda su vida.
  2. Interésate por sus gustos y necesidades.
    Aunque seamos amigos somos diferentes, pregúntale cómo van sus clases, si se está cambiando de casa, iniciando una nueva etapa de su vida, tal vez tienes una amiga o amigo totalmente saturado de quehaceres, permítele que se apoye en ti, ofrécele tu ayuda. Recuerdo que cuando mi mamá enfermó fue muy duro pero también fue muy reconfortante recibir llamadas, visitas para acompañarnos mientras ella estaba en cirugía, amigos que aparecían a llevar café y algunos otros que nos hacían saber que estaban orando por ella.

Cuando Jesús predicaba, no sólo se preocupaba de hablarles, en más de una ocasión tuvieron hambre y les proporcionó alimento hasta saciarlos Mc 6, 35-42

  1. Deja que te acompañen.
    Este punto a veces se nos complica, si eres como yo y se te dificulta pedir ayuda o expresar tus sentimientos, este es el momento de intentarlo y es que no sólo son nuestros amigos quienes nos necesitan, una amistad no funciona así. Dios ha querido que nos amemos y apoyemos unos a otros, es también así como ha querido quedarse entre nosotros. A los que invitamos a los momentos más importantes de nuestra vida, esos se convierten en verdaderos amigos.

¿Cuándo Jesús actuó así? Cuando iba a ser entregado necesitaba fortalecerse en la oración, pero no sólo la suya, así que pidió a sus amigos que lo acompañaran y velaran con él.

  1. Alégrate con ellos.
    Si pasan un examen, si consiguieron ese trabajo que tanto querían, si se van a casar o a consagrar su vida, celebra con ellos. No hay mejor manera de vencer la envidia que deseando de corazón el bien del otro.

Jesús asistía a celebraciones y bodas con sus amigos, en una ocasión su mamá, María notó que faltaba vino y Jesús dejando lo que hacía convirtió el agua en vino para que los novios siguieran celebrando y él con ellos.

  1. Consuela.
    A todos nos gusta compartir los momentos buenos, son los que al pasar de los años vamos a recordar con una sonrisa, los compañeros de risas, fiestas, salidas pero los amigos también estarán en los días difíciles, cuando estemos en dificultad es cuando más necesitamos un amigo, en la enfermedad, los funerales, las crisis y los momentos de duda. Nos toca estar atentos como en una carrera de relevos para cuando se nos necesite.

¿Cuándo Jesús consoló a sus amigos? En muchas ocasiones, pero la que más me gustaría contarte fue desde la Cruz, imagina el momento que él estaba viviendo, no sólo de dolor físico sino de todo su esfuerzo espiritual y aún ahí tomó un momento para consolar al ladrón que estaba crucificado a su lado, a su madre y a su amigo, el discípulo más amado. Lc 23, 41-43 y Jn 19, 25-27

  1. Corrigiendo.
    Tal vez no estemos muy acostumbrados a este punto o no nos guste tanto estar en la posición de corregir a alguien, mucho menos si es nuestro amigo, sin embargo, es muy necesario. Un verdadero amigo no es ese que nos ve acercarnos al peligro o hacer cosas malas y no dice nada, o el que piensa que nos estamos equivocando, pero no nos lo dice, mucho peor, se lo dice a alguien más. Para este punto hay que tener valor, pero sobre todo mucho amor para ser sinceros y buscar el bien del otro.

Jesús mismo nos da este consejo en Mt 18, 15-17

  1. Ora por ellos.
    Este punto es quizá el más importante de todos, pues habrá muchas cosas en la vida de nuestros amigos que no sabemos que están ocurriendo por ser muy privadas o delicadas y habrá otras que aunque las sepamos están fuera de nuestras manos, entonces debemos ponerlas en manos de Dios. No olvides a tus amigos en tus momentos de oración, de manera que estén cubiertos.

Antes de entregar su vida Jesús oró por sus amigos, es una oración muy bella llamada “la oración sacerdotal” la puedes encontrar en Jn 17, 1-26, en esta, Jesús pide por nosotros, no sólo por sus amigos en ese momento sino por los que habríamos de venir, en una de mis partes favoritas dice “Pero ahora que voy a ti, y estando todavía en el mundo digo estas cosas para que tengan en ellos la plenitud de mi alegría”.

  1. Ámalos.
    Este punto parecería obvio, pero no lo es, se trata de evitar “tener amigos” solo para mantenernos acompañados o entretenidos, y ¿Cómo se logra una amistad sincera? En el servicio, si estamos dispuestos a poner en práctica todo lo anterior desinteresadamente y sólo por buscar el bien del otro estaremos en buen camino.

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Dinorah Hernández
Ha experimentado la presencia de Dios en su vida desde muy pequeñita, El da sentido a todo lo que hace, tiene una familia grande a la que ama mucho, y esta familia creció aún más cuando encontró su vocación en el matrimonio, Dios puso un gran hombre su vida. Es educadora por profesión, le encanta trabajar con niños, encuentra en ellos una forma de servir, le gusta leer, dibujar y pintar. Pertenezco a un grupo de matrimonios jóvenes y proclama la palabra en misa.

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