Más de una vez me he encontrado en la fila del confesionario preguntándome cómo fue que perdí la batalla contra la tentación, ¿Qué paso que nuevamente requiero pedirle perdón a Dios?
Obviamente lo que pasó es que pequé, pero cualquier pecado, antes de ser pecado fue sólo tentación.
Es esa lucha contra la tentación la que perdemos, caemos y así ocurre el pecado.
Por eso te dejo estos 6 excelentes consejos basados en los escritos de San Francisco de Sales en “Introducción a la vida devota”.

1.- No Ames la tentación

Parece obvio ¿no?, pero reflexionemos en que a veces la tentación hacia ciertos pecados nos hace sentir bien. Por ejemplo alguien que no quiere caer en la ira, pero en la mente repasa que le diría a aquel que le ha hecho mal, y eso le da una sensación de victoria.
Un hombre que nunca traicionaría a su esposa puede sentirse muy a gusto dándole vueltas a la idea de visitar a la chica de la oficina que lo mira con buenos ojos.

Permitir la tentación da paso a consentir el pecado

Tip de San Francisco de Sales:

2.- No te pongas en tentación

Dice el dicho “Hombre precavido, vale por dos”.
Requiero PREVISIÓN, si sé que cada vez que salgo con tales amistades se me pasan las copas, o termino hablando mal de los demás, y es culpa mía si caigo en estos pecados.
De igual forma requiero HONESTIDAD, porque a veces pensamos que estamos por encima de estos pecados pero si nos hemos dado cuenta que nos gustan ciertas tentaciones, tengo que ser honesto y evitar las situaciones que conducen a ellas.
Esto es como decimos “Evitar las ocasiones de pecado”.

Tip de San Francisco de Sales
A veces la sola tentación es pecado, porque nosotros somos causa de ella

3.- No te Angusties

La tentación no es pecado, siempre que no seamos nosotros mismos no nos pongamos en la situación que genera la tentación.
Si quiero algo que no es mío y siento el impulso de llevármelo cuando nadie me ve, mientras sea un sentimiento se queda sólo en una tentación molesta. Las cosas empeoran cuando nos ponemos histéricos por sentirnos tentados. Cuando perdemos la paz, el enemigo nos hace caer en la mentira de que la única forma de quitarnos la tentación es ceder ante ella, y cuando creemos esto, lo que sigue es caer.

La inquietud es el mayor mal para un alma, fuera del pecado.

Tip de San Francisco de Sales

4.- No escuches a la tentación.

San Francisco de Sales distinguía de tentaciones mayores y menores: por ejemplo, la tentación de matar a alguien y la de enojarse con el; la de cometer adulterio y la de no guardar la vista; la de robar algo y la de codiciarlo.
Con las grandes tentaciones debemos luchar con todas nuestras fuerzas, pero con las tentaciones pequeñas hay que simplemente dejarlas pasar, deshacernos de ellas tranquilamente y no dejar que nos roben la paz.
Cuando surjan estas tentaciones y las reconozcas, recházalas y sigue tu camino, no les dediques ni un solo pensamiento, si no, se vuelven abrumadoras.

Desprecia estos pequeños ataques…
Sencillamente aléjalos, sin combatirlos más que con actos de amor a Dios

Tip de San Franciso de Sales

5.- No conviertas la tentación en una cuestión de voluntad

Cuando una persona está luchando por superar cierto pecado en su vida, es común que se desanime por su debilidad para luchar contra las tentaciones hacia ese pecado.
Quizá el problema es la perspectiva que tenemos, ya que la cuestión no es “Le voy a demostrar a Dios lo bueno que soy al no pecar” si no “Amo a Dios y por lo tanto odio al pecado y quiero dominarlo para no perjudicar mi relación con Él”.
No es poner a prueba mi voluntad, podría pensar que soy mi propio salvador.
La confianza en uno mismo es una de las principales causas de la caída.
La clave es confiar más intensamente en la gracia de Dios, humillarse ante Él y amarle más.

Espera tu liberación más en la bondad y providencia de Dios que de tu capacidad y esmero.
Si buscas tu liberación por amor propio te inquietarás, como si dependiera más de ti que de Dios.

Tip de San Francisco de Sales

6.- No te calles

Quizá una de las verdades más importantes que recordar al hablar del pecado y de la tentación es que NO ESTAMOS SOLOS EN ESTA LUCHA. Dios está ahí, pero también el maligno.
El maligno no es un cuento, es real e influye en tu vida.
Aunque gran parte de nuestras tentaciones provienen del desorden de nuestras almas, Satán y los espíritus malignos son también intensamente activos.
Gran peligro es intentar luchar por tu cuenta contra una inteligencia angelical entregada al mal.
Comenta con otras personas tus luchas, ten otras personas a quienes rendir cuentas, ten un confesor habitual que conozca tu alma y tus tentaciones. Esta apertura es esencial para vencer los pecados que nos conducen a la desgracia.

Gran remedio contra las tentaciones es desahogar el corazón y comunicar las tentaciones, sentimientos y afectos que nos agitan. Fíjate que la primera condición que pone el Maligno en un alma que quiere hacer caer es el silencio.

Tip de San Francisco de Sales

Aprendamos pues de San Francisco de Sales y enfrentemos las tentaciones de forma correcta.
¡Dios te bendiga!

Fuente: Religión en libertad


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Iván Castillo

Ama a Dios y la Vida, su Familia y Amigos, la Música el Deporte y la Aventura, Aprender, Reír, Bailar y Viajar. Es un siervo de Dios apasionado por los jóvenes, Predicador y Formador de nuevos evangelizadores, Coordinador de Grupos Juveniles, Misionero, Ingeniero y quizá hasta escritor. Desde hace años está Casado con Jesús… Oseas 2,18.

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