Hola, espero que estés muy bien, te mando un fuerte abrazo y te agradezco por estar leyéndome hoy. Te cuento que recientemente, ingresé a un curso de Biblia para principiantes, lo intenté varias veces antes, pero por alguna razón u otra terminaba por salirme de los cursos por falta de tiempo.

Apenas estamos leyendo Génesis y estoy impresionada con la cantidad de símbolos, interpretaciones y significados teológicos que hay en cada capítulo, por eso, me di a la tarea de investigar sobre un tema del que había escuchado mucho, pero no había investigado.

¿Por qué vivimos la Cuaresma durante 40 días y no 30, 50, o 20?

Seguramente has notado que el 40 aparece en varias ocasiones en las Sagradas Escrituras, siempre que yo me topaba con esto decía “es un tiempo de preparación” y si lo es, pero hay algo bastante profundo.

El número cuatro simboliza los cuatro puntos cardinales y el número cero el tiempo necesario de Dios. Lo cual en conjunto podría definirse como “El tiempo de purificación”

El Papa Emérito Benedicto XVI afirmó:

“Cuarenta es el número simbólico con el que tanto el Antiguo como el Nuevo Testamento representan los momentos más destacados de la experiencia de la fe del pueblo de Dios. Es una cifra que expresa el tiempo de la espera, de la purificación, de la vuelta al Señor, de la consciencia de que Dios es fiel a sus promesas.

Este número no constituye un tiempo cronológico exacto, resultado de la suma de los días. Indica más bien una paciente perseverancia, una larga prueba, un período suficiente para ver las obras de Dios, un tiempo dentro del cual es preciso decidirse y asumir las propias responsabilidades sin más dilaciones. Es el tiempo de las decisiones maduras.”

¿En dónde más vemos el número 40?

Aparece en el relato del diluvio, cuando Dios le dice a Noé que lloverá por 40 días y 40 noches y así sucede. Noé, su familia y los animales que Dios le pidió llevara consigo navegan en el arca, llueve por 40 días y 40 noches, Noé espera otros 40 días, después del diluvio (cf. Gn 7, 4.12; 8, 6).

Es Moisés también quien permanece 40 días y 40 noches en el monte Sinaí, en presencia del Señor para recibir la Ley (cf. Ex 24, 18). Y los israelitas estuvieron en el desierto por 40 años en búsqueda de la tierra prometida.

Los años de paz de los que goza Israel bajo los Jueces son cuarenta (cf. Jc 3, 11.30), pero, transcurrido este tiempo, comienza el olvido de los dones de Dios y la vuelta al pecado.

Al profeta Elías le toman cuarenta días llegar al Horeb, el monte donde se encuentra con Dios (cf. 1 R 19, 8).

Cuarenta son también los años de los reinos de Saúl (cf. Hch 13, 21), de David (cf. 2 Sm 5, 4-5) y de Salomón (1 R 11, 41), los tres primeros reyes de Israel.

En el Nuevo Testamento Jesús, antes de iniciar su vida pública, se retira al desierto durante cuarenta días, sin comer ni beber (cf. Mt 4, 2): se alimenta de la Palabra de Dios, que usa como arma para vencer al diablo. Las tentaciones de Jesús evocan las que el pueblo judío afrontó en el desierto, pero que no supo vencer.

El 40 entonces no es sólo un número sino un contexto espiritual, del que también podemos ser partícipes en la actualidad. La Cuaresma es un camino que nos da la oportunidad de reflexionar, renovarnos, convertirnos. Toma esta oportunidad para retomar el camino y vivir este tiempo con la profundidad y dedicación que requiere.

Mis oraciones contigo, te mando un fuerte abrazo.


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Adeth Limas

Licenciada en Comunicación y Medios Digitales y se especializa en publicidad. Colaboró como coordinadora en algunos grupos juveniles parroquiales y pertenece a la mesa directiva de Jóvenes Líderes Defensores de la vida A.C.

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