Las realidades son varias y se reflejan en la muerte, falta de salud pública, migración, indiferencia entre los pueblos, pocos recursos naturales, entre otras categorías relacionadas con la construcción de un mundo de sociedades injustas y ventajistas entre sí. No me declaro economista, ni filosofo para llegar al fondo de una historicidad tan compleja como lo es nuestra América, pero queda claro que el Cristocentrismo declarado por la comunidad católica tiene que ser fuerte, más en estos tiempos tan vertiginosos.

En el poco estudio de la vida del maestro se pueden resaltar una serie de situaciones donde Jesús además de expresar su inconformidad con el ejercicio de poder de sacerdotes y reyes realiza acciones concretas de denuncia pública en las asambleas y la que mayor impacto debería tener para vincular en estos tiempos es dentro del templo donde saca prácticamente a vendedores y oportunistas de una sociedad atemorizada por sus propias carencias ¡Qué difícil es ser católico en esos tiempos y los nuestros! Porque las injusticias siguen a la vuelta de la esquina y cada día son más desesperantes.

¿Qué pasa en América Latina?

El resultado de un atropello arbitrario de sus recursos naturales y las consecuencias del silencio ante algo que nos resultaba obvio, podemos traer a la mesa de discusión el sinfín de llamados de Karol Wojtyla como víctima en las primeras líneas de una guerra que, aunque no estaba involucrada directamente con su país, le permitió observar toda la destrucción del odio racial y el deseo insaciable de poder del dominador. No pido que se entiendan las líneas que escribo en este momento por estar expuestas con el corazón de alguien que se enerva con el abuso de los pueblos Latinos, Africanos y Asiaticos, sólo es un llamado atento a actuar como Cristo lo haría.

Sería apócrifo asegurar de cuál manera accionaría Jesús, pero basados en su trabajo en la vida pública podría distinguir una actitud reaccionaria y hasta revolucionara a la justicia social, no sólo a la caridad que solventa problemas de manera momentánea. Todos los católicos estamos invitados a ser templos del Espíritu Santo, el mismo espíritu que durante siglos se ha manifestado en Santos que lucharon y siguen en pie por la creación de un mundo distinto, un mundo donde lo sacramental se viva a la par de lo justo para todos los pueblos.


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Raúl Trujillo

Raúl es un maestro de nivel secundaria con especialidad en Formación Cívica y Ética, participó como escritor en dos publicaciones oficiales de su escuela y disfruta mucho de los grupos católicos juveniles de los cuales ya tiene más de 10 años de experiencia.

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