En el presente siglo XXI, la humanidad se enfrenta a un gran desarrollo de la ciencia y la tecnología. Es muy emocionante pensar en toda la serie de comodidades y facilidades a las que tenemos acceso cuando adquirimos un móvil u ordenador nuevo. Las nuevas redes de comunicación son muy valiosas, en tanto que nos permiten descubrir nuevos conocimientos casi instantáneamente y estar en contacto con muchas personas en todo el mundo sin que la distancia sea un obstáculo.

Sin embargo, cuando no aprovechamos adecuadamente esta invasión tecnológica, corremos el riesgo de que nos vaya absorbiendo poco a poco. En los últimos meses, me he topado con muchas personas a las que les cuesta cada vez más trabajo mantener una conversación fuera de una pantalla, con otro individuo de carne y hueso. Lo que más me sorprende es cuando algunas de estas personas dice profesar la fe cristiana ¡Por supuesto! Una de sus dudas más frecuentes es: “¿Cómo puedo aprender a orar?”

¡Claro! Cuando nos cuesta trabajo conversar con quienes vemos y escuchamos de viva voz, puede ser más difícil aún alimentar nuestra relación espiritual y afectiva con Dios.

Algunos chicos y chicas ocasionalmente me dicen un poco desesperados: “De verdad intento orar pero siento que Dios no me responde”. Quizá también hayas pasado por una situación parecida, y es por eso que hoy quisiera compartirte algunos consejos que te pueden ayudar a ejercitar y fortalecer la oración.

1- Jamás pierdas de vista quién es Dios para ti

Recuerda que Dios es alguien presente en todo tiempo y en todo lugar. Así que no tengas la menor duda de que está contigo justo ahora que lees estas palabras. Él no es una idea imaginaria que nos consuela en los momentos de pena y sufrimiento, sino alguien tan real como cualquier otra persona, animal, o cosa que contemplamos con nuestros propios ojos. No pierdas de vista este pequeño gran detalle. Puede sonar muy obvio y simple, pero es de un profundo significado y a veces se nos olvida.

2- Vive tu oración

Si ya vimos que Dios está siempre con nosotros, entonces no hay pretexto para dejar de orar. Siempre me ha gustado definir la oración como una comunicación permanente con Dios, la cual se desprende de nuestra relación de amistad con Él. Algunas personas intentan justificar su falta de oración diciendo que carecen de tiempo para hacerla debido a sus actividades diarias. Y precisamente, es un poco triste pensar la oración como una especie de “cita médica programada” a la que no nos dio tiempo de llegar. De hecho, no me negarás que ha habido días en que cada uno de nosotros, tan sólo en unas pocas horas ya hemos hablado con decenas de personas, incluso mientras hacemos alguna otra actividad como: comer, cocinar, hacer deporte, caminar por la calle, abordar el transporte público, hacer algún proyecto escolar o de oficina, etc. ¿Por qué entonces no puede ser Dios uno más que comparta con nosotros ese tipo de actividades? Así que ya lo sabes ¡Vive tu oración como una comunicación continua con Dios!

3- Oración como “charla de amigos”

En ocasiones, solemos reducir la oración a agradecer y pedir favores a Dios, pero de ese modo podemos estarle quitando cierta riqueza a la comunicación con el Señor. Me gustaría que tomaras en cuenta que Dios es Padre, y hermano cuando nos referimos a Cristo, pero también es confidente y amigo. Cuando piensas en tus mejores amigos, sabes que puedes contarles todo cuanto te sucede. Y no por conveniencia o por interés, sino por todo el afecto que les tienes. No sabes lo fascinante que es poder contarle a Dios todo lo que me va sucediendo, como si fuera un “chisme de amigos”. Disfruto mucho compartir con Él los momentos divertidos del día, mis sueños e ilusiones; contarle mis penas y tristezas, etc., no por mera conveniencia, sino porque estoy seguro de que Él me escucha, y entre ambos se ha forjado un firme lazo de amistad.

En verdad espero que estas pequeñas sugerencias te ayuden a recuperar una perspectiva más íntima de la oración en tu vida. Y deseo de todo corazón que esa comunicación tuya con Dios sea una base firme para que tu fe en Jesús y en su Evangelio siga creciendo y ganando fuerzas. ¡Muchas bendiciones!


¿Te gustó? ¡Comparte con tus amigos!

Andres Piña

Es un joven que busca ser comprometido con la Iglesia, al ser Dios quien define el sentido de su vida. Tiene estudios en filosofía y teología y disfruta mucho de conocer la realidad y sus grandes misterios. Siente afición por la música, el arte en general y los deportes. Disfruta mucho de compartir la fe con personas de todas las edades, buscando generar un buen ambiente de diálogo. Sostiene que la vida es para disfrutarse y la mejor manera de hacerlo es viviendo la alegría de hacer el bien.

Comments

comments