¿Has leído alguna vez “Un Mundo Feliz” de Aldous Huxley”? Esa novela que retrata una sociedad en la que las mentes son controladas por los medios de comunicación, obstruyendo la razón de las personas, las cuales viven de una manera muy artificial, tan artificial que todos los nacimientos eran fruto de la fecundación in vitro y la manipulación de genes… esa novela que de alguna forma predijo muchas cosas que se aproximan a la realidad de nuestro tiempo… una sociedad sin ética ni valores, ¿la conoces? Aquí te presento una situación que me hizo recordar esa novela, y la verdad también provocó que me dieran ganas de leerla de nuevo.
Pues bien, te cuento que hace no muchos días llegó hasta nuestras oficinas del equipo creativo de Catoliscopio una información acerca de un hecho sucedido en el primer mundo, ese lugar inalcanzable donde se encuentra el progreso y no existen límites que determinen los deseos de las personas.
La nota que rebasa la ficción
Resulta que en Reino Unido hace algo de tiempo una pareja perdió a su hijo de 26 años en un accidente de motocicleta, la verdad es que perder a un ser querido siempre es triste y doloroso, eso nadie lo puede discutir. Sin embargo, después del triste final del hombre en cuestión (dos días para ser exactos, tiempo que transcurrió antes de que fuera encontrado su cuerpo), sucedió que los padres del fallecido, movidos por el deseo de que su descendencia no quedara frustrada, y tal quizá también con la intención de que la memoria de su hijo perdurara, decidieron extraerle su esperma y así engendrar un descendiente por medio de la gestación subrogada.
Por si fuera poco, los abuelos eligieron el sexo que tendría el bebé e inclusive se dieron a la tarea de seleccionar a la mujer donante según los gustos de su hijo (según su criterio claro está), por lo que de entre cuatro embriones eligieron uno del sexo masculino y congelaron y almacenaron a los otros tres, en espera de ser deseados por alguien que no sea tan estricto con sus estándares de selección.
Además del problema ético, se viene el problema legal
¿Te suena descabellado todo esto? Pues no sólo ha sido descabellado, sino también ilegal, ya que, aunque el procedimiento fue realizado fuera de Reino Unido, donde es ilegal tanto la extracción postmortem de esperma sin el consentimiento del fallecido (obviamente dicho consentimiento tendría que ser expresado preferentemente antes de fallecer), así como la selección del sexo del embrión. Sin embargo, en California, Estados Unidos, en donde se realizó el procedimiento, sí es legal este tipo de acciones, así que podría parecer que esta pareja no se encuentra metida en un problema… peeeeero, en Reino Unido estas acciones pueden ser consideradas un acto criminal, ya que tanto el médico que extrajo el material genético (sin consentimiento del fallecido) y la instalación que almacenó la muestra infringieron la ley, pues “a falta de un consentimiento adecuado, el organismo regulador, la Autoridad de Fertilización Humana y Embriología [HFEA] y los tribunales deberían haber estado involucrados en las decisiones sobre el almacenamiento y la exportación”, afirmó Allan Pacey, antiguo presidente de la Sociedad Británica de Fertilidad. De ser cierto todo esto que se presume, todas las personas involucradas podrían verse en esa situación que México solemos expresar por medio de una conocida canción que dice así: “heeeeermano, cayó la ley”
En conclusión
Tal vez la enseñanza que nos deja este cuento de la vida real es: 1) a veces podemos tomar decisiones precipitadas, sin visualizar las consecuencias y el problema bioético-legal que se pueda ocasionar. 2) no hay que extraer material genético de un muerto si éste no nos dio su consentimiento previo, eso no es bueno. Y 3) recordemos que la manipulación de genes no es aprobada por la Iglesia, pues atenta contra la dignidad de la vida humana.
Si deseas conocer de manera más detallada todo este embrollo, te dejamos el link de la nota de esta loca historia.