Los diferentes movimientos feministas, están inmersos en las estructuras de gobierno y actúan por medio de la confusión y promoviendo información falsa. Como Iglesia lamentamos el reciente suceso en que fue aprobado el aborto en Argentina, y lamentablemente ha hecho eco como buena noticia, cuando en realidad es un acto violento y que denigra la dignidad de la mujer.

Un caso particular por comentar es el realizado por el movimiento de Mujeres en Chihuahua, Chihuahua, México; que junto con el Frente Feminista Nacional organizaron el panel: El Estado Laico, un principio constitucional para garantizar los derechos humanos de las mujeres.

El evento contó con la participación en primer lugar de Nithia Castorena y como segunda participación a Patricia Olamendi Torres.

Resulta interesante que el evento se realizó en un espacio público, el Salón de usos múltiples de la Ciudad Judicial. El aspecto interesante recae en la utilización de este espacio, público (de todos los chihuahuense), para efectuar un ataque frontal a organizaciones Provida y Profamilia así como a las religiones con mención especial para la Iglesia Católica, misma que denominaron la Iglesia de la Edad Media, bajo la sombrilla de defender el Estado laico.

Fue interesante la confusión de conceptos, por un lado Castorena defendió el laicismo, y Olamendi hablo de laicidad.

Es importante clarificar para el lector que laicismo es la separación del Estado y la Iglesia, mediante la persecución religiosa. Mientras que laicidad es una relación sana entre Estado y Religiones, si bien el Estado no promueve ninguna, tampoco ataca a ninguna.

Estoy en el entendido, de que lo realizado por las expositoras fue un ejemplo claro de laicismo. De persecución. La misma Castorena insulto a los creyentes, al compararnos con Eichman, un soldado nazi que simplemente cumplió ordenes terribles, sin realizar ningún tipo de juicio o cuestionamiento.

Algunas expresiones fueron interesantes y así mismo contradictorias. La primer exponente afirmó que por encima de la libertad de expresión esta la dignidad de la persona humana, pues este derecho es fundamental, concepto con el cual estoy de acuerdo. El problema es que no lo aplican para la persona recién concebida. Solo tienen dignidad los ya nacidos. Y los derechos de las mujeres están por encima de la dignidad de le persona recién concebida.

Olamendi afirmó que a la Iglesia y a sus seguidores “fundamentalistas” y retrógradas (insultaron al 80% de la población mexicana), no les interesa la violencia ejercida contra las mujeres, especialmente contra las niñas. Sin embargo Olamendi expresó su apoyo total al aborto. Mismo que es el acto más violento contra una mujer y su hijo o hija. En el mundo se abortan más mujeres que hombres. Pareciera que para los grupos fundamentalistas de izquierda, la mujer recién concebida es una persona de segunda clase, incapaz de tener acceso a los derechos humanos. Por otra parte no mencionaron el drama del síndrome post aborto. Una vez que este tipo de grupos logran sus objetivos de despenalizar el aborto, ¿cómo van hacerle para sanar a las miles de mujeres heridas y ultrajadas por la bestialidad del aborto en su cuerpo y en su vida?.

Otro tipo de imprecisiones, mentiras, fue afirmar que “la Iglesia Católica aprueba la violación dentro del matrimonio, porque para la Iglesia el único objetivo es la procreación y que por lo tanto todo se vale”. Esto denota su falta de conocimiento y lectura del magisterio de la Iglesia, en documentos y encíclicas como: la Teología del Cuerpo, Humanae Vitae y Evangelium Vitae, Casti Connobii, Gaudium et Spes, Familiaris Consortio, Deus Caritas est, Amoris Laetitia por mencionar algunos. Donde claramente la Iglesia explica que todos los fieles estamos llamados a la vocación del amor y a la castidad, eso incluye a los esposos. La castidad no es solo abstinencia. Los casados viven la castidad teniendo relaciones sexuales rectamente, movidos por el amor y la donación mutua. Libres del uso, la violencia y el egoísmo. El mismo Papa Juan Pablo II define la castidad como la virtud espiritual que libera al amor de todo uso, violencia y egoísmo. Por otro lado Humanae Vitae, la Encíclica del Papa Pablo VI afirma que el acto sexual tiene dos propósitos: el unitivo y el procreativo. Tan importante es uno como el otro. La Iglesia reconoce los signos de la fecundidad del cuerpo femenino, y comprende que en la sabiduría del Creador, hay días infértiles en la mujer para que pueda existir esta unidad y demostración de amor entre los esposos. Y respecto a la procreación, la Iglesia les pide a los esposos, prudencia y generosidad. Lo que nos solicita siempre y a todos, solteros, casados, consagrados, viudos o en la situación que nos encontremos, es a ser castos y siempre fecundos. Fecundidad no es igual a procreación. La fecundidad implica que nuestros actos den vida, no muerte. Olamendi también afirmo que el Papa Francisco ya había cambiado la definición del matrimonio, cuando no existe un solo documento de la Iglesia que así lo diga, ni tampoco existe ninguna declaración del Papa.

Es penoso observar la desinformación y difamación que ciertos grupos realizan aprovechando el apoyo gubernamental recibido, al realizarlo en espacios públicos. Pero es más penoso comprender que la gran diferencia que impide estrechar lazos con nuestros hermanos feministas y pro ideología de género, es su concepto de persona. A la cual reducen a un simple sujeto de derechos y/o a un problema si se presenta de manera inesperada. De igual forma le reducen su vida. Durante la edad embrionaria, no la consideran ni siquiera sujeto de derechos sino un problema que hay que eliminar. Por eso apoyan el aborto. Cuando la “liberación” de las mujeres, cuesta la vida de inocentes, no es liberación, solo se redistribuye la opresión. Eso es el aborto.

En cambio, desde el personalismo y la visión cristiana, la persona es un don. Alguien que le abona a la vida en comunidad, no un problema para la comunidad. La persona es una unidad sustancial de cuerpo y alma espiritual con las facultades de la inteligencia y la voluntad para conocer la verdad, contemplar la belleza y hacer el bien. Y de esta manera alcanzar la felicidad. Mientras no exista la plenitud del respeto a la dignidad de la persona humana (desde la concepción hasta la muerte natural), no podemos hablar del Estado Laico. No podemos hablar ni siquiera de Estado. El Estado existe para la protección íntegra de la persona. La justicia social inicia en el vientre materno. Si desde el primer instante de su existencia no la consideramos persona, es imposible hablar de derechos humanos. Éstos quedan anulados si no hay derecho al vida en primera instancia.

Por: Marcela Palos by Amar es


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