Sus orígenes

El anónimo Soneto a Cristo crucificado, también conocido por su verso inicial «No me mueve, mi Dios, para quererte», es una de las joyas de la poesía mística en lengua española. Podría considerarse de lo mejor de la poesía en español de la segunda mitad del s. XVI. Aunque su autor permanece desconocido, se atribuye con gran fundamento al Doctor de la Iglesia san Juan de Ávila, aunque algunos lo atribuyen también al agustino Miguel de Guevara.

El argumento más sólido para la atribución a Juan de Ávila, como señala Marcel Bataillon, es que el precedente de la idea central del soneto (amor de Dios por Dios mismo) se halla en bastantes textos del santo:

“El que dice que te ama y guarda los diez mandamientos de tu ley solamente o más principalmente porque le des la gloria, téngase por despedido della.” En sus Meditaciones devotísimas del amor de Dios.

“Aunque no hubiese infierno que amenazase, ni paraíso que convidase, ni mandamiento que constriñese, obraría el justo por sólo el amor de Dios lo que obra.” Glosa del “Audi filia”, cap. L.

La atribución a Santa Teresa de Jesús no se sostiene porque la mística abulense no supo manejar los metros largos; tampoco puede atribuirse a San Francisco Javier ni a San Ignacio de Loyola, porque de ellos no se conserva obra poética alguna estimable. Montoliú, por otra parte, defiende la tesis de que el autor del soneto pueda ser Lope de Vega.

Soneto a Cristo crucificado

No me mueve, mi Dios, para quererte
el cielo que me tienes prometido,
ni me mueve el infierno tan temido
para dejar por eso de ofenderte.

Tú me mueves, Señor, muéveme el verte
clavado en una cruz y escarnecido,
muéveme ver tu cuerpo tan herido,
muévenme tus afrentas y tu muerte.

Muéveme, en fin, tu amor, y en tal manera,
que aunque no hubiera cielo, yo te amara,
y aunque no hubiera infierno, te temiera.

No me tienes que dar porque te quiera,
pues aunque lo que espero no esperara,
lo mismo que te quiero te quisiera.

Reflexionemos desde la perspectiva del soneto

Hoy lo queremos tomar prestado como para hacer una interesante reflexión: ¿Qué te mueve para servir a Dios? ¿En qué te basas para amarlo?
A veces nos equivocamos sobre la forma de amar a Dios, buscamos beneficios o recompensas y evitamos castigos, pero ¿realmente reconozco que soy único y especial para Él? ¿Que me ama sobre todas las cosas y lo único que quiere de mi es mi amor para él?, pero que lo ame sin condiciones, sin ataduras, sin limites, sólo por el placer de amarlo porque a través de su crucifixión me manifestó a gritos su amor.

Por medio de este soneto podemos apreciar el amor incondicional que Dios nos tiene y además nos sirve para reflexionar sobre cómo lo amamos nosotros.

Buscar por qué amamos a Dios es nuestra tarea porque Él sólo pide de nosotros nuestro amor y como menciona Pablo en corintios “el amor es incondicional sin medida y único”.

 

Por: Cristina Solís


¿Te gustó? ¡Comparte con tus amigos!

1.3k shares
Redaccion

Comments

comments

Choose A Format
Personality quiz
Series of questions that intends to reveal something about the personality
Trivia quiz
Series of questions with right and wrong answers that intends to check knowledge
Poll
Voting to make decisions or determine opinions
Story
Formatted Text with Embeds and Visuals
List
The Classic Internet Listicles
Open List
Submit your own item and vote up for the best submission
Ranked List
Upvote or downvote to decide the best list item
Meme
Upload your own images to make custom memes
Video
Youtube and Vimeo Embeds
Audio
Soundcloud or Mixcloud Embeds
Image
Photo or GIF
Gif
GIF format