Según la tradición y la historia de la Iglesia dentro de la Basílica de la Natividad se encuentra el lugar donde nació Jesús.
La ciudad de Belén está situada sobre dos colinas rocosas a unos 777 metros sobre el nivel del mar, cerca del Desierto de Judea, al sur de Jerusalén. Su nombre hebreo “Bethlehem” significa “la casa del pan”.
Belén es la ciudad en la que la biblia y la tradición nos mencionan nació Jesús y dada su cercanía a Jerusalén fue, según los evangelios, la alternativa elegida por San José al no encontrar hospedaje en la antigua capital de Judea.
Desde el siglo II hay constancia escrita acerca de que Jesús nació en una gruta y apoyándose en esta tradición, continuada y unánime, el emperador Constantino mandó construir una gran basílica sobre este lugar: fue consagrada el 31 de mayo del año 339.
En el interior de la basílica –con planta de cruz latina y cinco naves– tiene una longitud de 54 metros y en el centro de esta gran iglesia se encuentra la Gruta de la Natividad.
Se encuentra bajo el presbiterio y tiene la forma de una capilla de reducidas dimensiones, con un pequeño ábside en el lado oriental.
El humo de los cirios, que la piedad popular ha puesto durante generaciones y generaciones, ha ennegrecido las paredes y el techo. Allí hay un altar y, debajo, una estrella de plata que señala el lugar donde Cristo nació de la Virgen María. La acompaña una inscripción, que reza: Hic de Virgine Maria Iesus Christus natus est.
Sin lugar a duda este lugar encierra una gran historia que nuevamente nos constata que Dios estuvo aquí con nosotros y lo más importante, vino por ti y por mi.