16.07.2016 Lodz Day Start on Magis 2016 Holy Mass N/z Participants Fot Jakub Nicieja / Magis

No imagino el rostro de Dios al escucharnos, su sonrisa tierna se ha de hacer presente al saber que sus hijos se están dirigiendo directamente a él, dicha comunicación es el encuentro de lo terrenal con lo divino. Peter Kreeft enumeró 10 razones para hacer oración, sabiendo que existen cientos de razones, esta decena nos hace reflexionar de manera concisa y breve, la importancia de orar y los frutos que el hacerlo da.

1. Solo la oración puede salvar al mundo.

Hace unos meses un personaje público al que sigo, criticaba en Twitter que los católicos muchas de las veces sólo nos dedicamos a orar sin hacer nada creyendo que así se solucionarán los conflictos del mundo. Me pregunté en ese momento, ¿Por qué no creer que Dios es tan misericordioso que atenderá nuestras súplicas?, definitivamente esta persona no es creyente pero me hizo reflexionar que aunque muchos puedan decir que la oración no sirve de nada, nosotros como hijos de Dios debemos de aferrarnos a ella con la Fe de que está siendo escuchada.

“Elías era hombre y mortal como nosotros, pero cuando rogó insistentemente para que no lloviese en el país, no llovió durante tres años y medio; después oró de nuevo y el cielo dio lluvia y la tierra produjo frutos (Santiago 5, 17)”. Este pasaje nos muestra y nos invita a de verdad creer que la oración es poderosa, que si oramos por todos los problemas que tiene el mundo ahora, se solucionaran pronto. Solo hay que recordar que debe ser con humildad desde lo más profundo de nuestro corazón y con la intención de que el reino de Dios se haga presente en la tierra. No hagamos caso a esos comentarios que aseguran que no sirve de nada, funciona con mucho amor de parte de Nuestro Señor y es necesaria ahora más que nunca.

2. Dios lo ordena.

Aunque al final del día existe para bien nuestro, también es un mandato de Dios el hacerla. Nos podremos preguntar ¿Por qué Dios nos manda a orar, si él ya conoce todas nuestras necesidades?, en efecto, el Señor es omnipotente y tiene todo bajo control, pero nos pide orar para bien nuestro. En primer lugar a través de la oración nuestro corazón se inflama de su presencia amorosa y nos acostumbra a acogernos a él cuando tenemos dificultades. En segundo porque al externarle todo lo que hay dentro de nosotros nos derramamos ante su presencia, dejando de lado la vergüenza que podrían causar nuestras peticiones y convirtiendo todos nuestros deseos en algo bueno. Y una tercera razón por la cual Dios nos exhorta orar es porque a través de esta comunicación prepara nuestro interior para recibir todos sus beneficios con humildad y gratitud además de recordarnos que todo viene de su mano.

3. Da verdad a nuestra mente, bondad a nuestra voluntad y belleza a nuestro corazón.

El camino de la vida está lleno de decisiones que tomar, cuando le preguntamos a Dios qué quiere de nosotros Él logra iluminarnos para ir por el camino correcto que nos lleva a la verdad y que a la vez no hace compartirla. Para llevar a cabo una acción debemos de tener voluntad para realizarla, con la oración nuestra voluntad se inclina a hacer algo bueno, algo que dé amor, con la oración logramos que nuestra voluntad en la vida diaria este encaminada a servir a los demás. El corazón se nutre de la comunicación directa con Dios, si estamos en constante vínculo con nuestro Padre será más difícil que se llene de mal, con ella promovemos que el amor reine dentro de nosotros.

4. El honor de Dios lo merece.

Este punto me encanta porque la oración nos beneficia de manera extraordinaria pero aunque así no fuera, Dios merece que lo gloriemos mediante ella. En nuestro día a día nos regala tantas cosas que por el simple hecho de volver abrir los ojos Dios merece nos arrodillemos ante El agradeciéndole todo. Tiene el pleno derecho de que le rindamos honor simplemente por ser tan bueno con nosotros, deberíamos de alabarlo como lo hacen sus ángeles, no olvidemos que la oración también es exaltación y Él debe ser reconocido por lo grande que es.

5. No tenemos todo el tiempo del mundo para orar.

Todos tenemos un trabajo, escuela, familia, amigos, hobbies y otras tantas actividades que realizamos en nuestro día a día, por eso en los ratos a solas que tengamos por más cortos que sean, dediquémosle a Dios esos minutos para platicarle hasta lo más insignificante, Él se complace en escucharnos. Que en nuestro día estemos ansiosos porque caiga la noche para tener un rato a solas con él que nos creó y nos ama infinitamente. Oremos con alegría porque quizás en el caminar diario no tengamos esta gran oportunidad, claro está que no porque no estemos orando dejemos a Dios a un lado, más bien siempre encomendémonos a su voluntad.

6. Orar es maravilloso.

A veces las cargas de este mundo pueden ser demasiado pesadas para nosotros, siempre podemos salir adelante con Dios pero el cansancio es inevitable. La oración nos hace desconectarnos con este mundo que tiene mucho ruido, nos transporta a un lugar tranquilo lleno de paz, armonía y tranquilidad, en ese momento no hay nada más, sólo está Jesús esperándonos con los brazos abierto. Si te resulta más fácil cierra los ojos, imagina un lugar completamente blanco, donde el agua corre por tus pies, y enfrente está Dios acogedor para recargarte de energías. Piérdete en tu conversación con Él, vete de este mundo por un instante para estar únicamente en sus brazos.

7. Es la manera de conocer a Dios.

No podemos creer en Dios si no lo conocemos, la oración nos obliga a cada vez conocerlo más, saber su voluntad, esperar sus designios, confiar en sus planes, aceptar sus retos y acompañarlo en la evangelización del mundo. Definitivamente nunca terminaremos de conocernos a nosotros mismos menos a Dios pero creando éste vínculo con Él nos será más fácil cumplir el plan de salvación que tiene, además, será más fácil transmitirlo y compartirlo a quienes nos rodean, sabiendo cómo es Dios podremos dar testimonio de él.

8. Es el requisito previo esencial para toda evangelización y catequesis.

Como ya comentábamos para mostrarles a los demás a Dios es indispensable mantener una relación cercana a Él. Sí bien la teoría sobre nuestra religión es importante para entenderla y saber explicarla, lo que de verdad mueve al mundo es lo que hay dentro de nuestro corazón. Dios va lograr cambiar vidas si nos dejamos mover y para dejarnos mover por Él debemos estar inmensamente enamorados, la oración hará que cada día nuestro corazón confirme su existencia quedándose inquieto para gritarle al mundo sus obras. De igual manera muchas de las veces entender la catequesis puede ser complejo pero si nos disponemos mediante la oración, el Espíritu Santo nos iluminará para poder explicarlo frente a un grupo de personas. No dejemos de lado que la mejor forma de evangelizar es el propio testimonio, por ello la oración fortalece nuestro ser para que sea digno ejemplo de la Fe.

9. Es el único camino al progreso espiritual.

Cuando todo vaya mal es cuando más debemos aferrarnos a Dios, nos consta que entre más lejos estamos de Él, más difícil se vuelve el camino que tenemos que recorrer. La espiritualidad es el principal pilar que nos mantiene en un equilibrio de vida, ver a Dios en todas las cosas, a cualquier hora del día y en cualquier acción que hacemos, hace que nuestro tránsito por lo terrenal sea más fructífero, pero como ya decía debemos recargarnos de la fuerza extraordinaria que solamente el Señor nos da. La oración permitirá que nuestra espiritualidad sea cada vez más sólida sin que nada ni nadie la tumbe, mantiéndonos cercanos a Dios, no podemos quedarnos sólo con los domingos de misa. Aunque es la más importante, también hay que buscar otras formas de acércanos a Él y que nos haga más fuertes ante las pruebas y más dóciles a su voluntad.

10. Da sentido a la vida, es el fin y el propósito de nuestra existencia.

“Para mí, la oración es un impulso del corazón, una sencilla mirada lanzada hacia el cielo, un grito de reconocimiento y de amor tanto desde dentro de la prueba como en la alegría (Santa Teresa del Niño Jesús)”. Nuestra vida estará llena de momentos en los que podremos experimentar distintas emociones y vivencias, la oración siempre estará ahí disponible para descargarnos ante los pies de Dios y cargarnos con su mirada llena de Dios. En ella está la perfecta relación que podemos llevar con nuestro creador, nos vincula con aquel que nos trajo a este mundo, nos muestra el gran amor que no tiene y nos empuja a seguir compartiendo su reino. ¿Se imaginan si no tuviéramos contacto profundo con Dios? ¿Si no sintiéramos esa alegría de ser sus hijos? ¿Si no sintiéramos la paz de saber con quién acudir? Exacto, orar es la forma perfecta de estar en sintonía con Dios.

Por último es importante decir que no se necesita un momento específico o estar a solas para hacer oración. El simple hecho de tener a Dios en nuestra mente en cada segundo de nuestro día es hacer oración. Desearle el bien al alguien es oración, compadecerte de las necesidades ajenas es hacer oración, ponerte feliz por los logros de los demás es oración, acompañar a alguien en las tristezas es oración, la oración es la conciencia plena de que Dios está dentro de nuestro corazón y que todo lo que emerja de él será bueno.

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Fernando de la Fuente
Estudia Ciencias de la Comunicación, tiene 21 años y es reportero de noticias. Tiene 7 años de misionero y 4 años de servicio en un grupo de adolescentes. Reír es su hobbie favorito, orar su mejor instrumento para estar cerca de Dios y amar su mejor forma de vivir.