Empezando con un poco de contexto: el camino de Santiago es un peregrinar que tiene historia desde la Edad Media. El destino: La Catedral de Santiago de Compostela, donde se encuentran los restos del apóstol Santiago, quien fue el primer apóstol en morir por su fe y que llegó a evangelizar por la península ibérica, llegando hasta Galicia. El camino de Santiago es una de las rutas más importantes del mundo; tan solo en el 2024 se obtuvo un registro cerca de los 500,000 peregrinos de todo el mundo.

Quiero compartir contigo las lecciones que aprendí en mi camino de 11 días. Y que pueden aplicarse en tu vida.

1.      Da el primer paso.

El primer paso no comienza físicamente cuando estás siguiendo flechas amarillas (uno de los signos oficiales del camino); empieza cuando decides embarcarte en la aventura. En lo que a mí respecta, fue el camino de Santiago, pero en tu caso puede ser cualquier otra cosa que desees realizar. Dar el primer paso no significa hacerlo cuando estés listo; no necesariamente tienes que saber todo para empezar. Inicia con las herramientas que tienes. El primer paso de todo es esa semillita que se planta en tu mente y no sale de ahí una vez que da los frutos que anhelas.

2.      Viaja ligero.

¿Cuántas veces cargamos con cosas que no nos van a aportar nada más que cansancio mental y físico? Preparé mi maleta, según yo, con lo esencial y aun así, durante el camino, fui dejando cosas que solamente me estorbaban. Diariamente me iba deshaciendo de objetos. Y día con día iba dejando atrás pensamientos y cargas emocionales que no debía de llevar conmigo, haciéndolo a través de mensajes dirigidos a aquellas personas a las que necesitaba hablarles. A algunos de ellos pidiéndoles perdón, a otros agradeciéndoles y, en otro de los casos, me tocó enviar mensajes al cielo por aquellas personas que ya no tengo físicamente para transmitírselos. Una vez que iba dejando todo esto atrás, caminaba con más libertad y podría disfrutar mejor del camino. Todos cargamos con una mochila en la espalda… ¿De qué vas a llenar tu mochila?

3.      Las señales están en todas partes.

El camino tiene muchas señales; aprende a identificarlas. Muchas veces vienen disfrazadas de personas que están destinadas para acompañarte en el camino y que, de cierta manera, son el norte de tu brújula. Hay otras señales que se manifiestan de manera diferente; por ello es importante ser consciente en todos los sentidos, en el sonido de la naturaleza, en el sentir del aire en cada paso que das, en cada amanecer o atardecer. La señal que estás buscando puede estar justo delante de ti.

4.      Toma agua.

Aunque esta lección es literal, también le di otro significado: hacer pausas. Aunque sientas que tu cuerpo no lo necesita. La mayoría de la gente despierta con una rutina establecida, andamos a las carreras y nunca nos tomamos una pequeña pausa. Piensas que no puedes parar, que no hay tiempo de descansar, que vivir corriendo y yendo a toda prisa está bien, pero, una vez que haces una pausa, te das cuenta de que no has perdido nada y que se vale detenerte por un momento para tomar fuerzas y seguir avanzando. Estamos tan ocupados tratando de llegar al final del camino que no nos detenemos a cuidar de nosotros mismos; olvidamos que nutrir e hidratar a la mente y al cuerpo es vital para continuar nuestro andar. 

5.      Sé generoso con todos, no sabes en qué momento los vas a volver a ver.

Es muy común que durante las etapas del camino te topes con la misma gente unas dos o tres veces al día o hay otras personas a las que ves el primer día y los vuelves a ver 5 días después. Vas a conocer personas que lleven más días caminando y también vas a conocer a los que están iniciando.

Con todos ellos muestra humildad; el motivo por el que ellos están caminando es igual de importante al tuyo.

Hazte amigo incluso si solo los ves por única ocasión. Muestra interés, sé amable, platica, escúchalos, aprende de ellos y las lecciones que tienen para ti porque, en su mochila, traen cosas diferentes a las tuyas y puede que exista algo que llegues a necesitar o ya sea que seas tú quien los ayude. Deséales a todos un buen camino, aunque el encuentro sea solamente por unos cuantos pasos. Nunca sabrás el impacto que causas en los demás. Una de las tantas cosas lindas que me pasó fue que, en una ocasión que me volví a encontrar con unas personas, me dijeron: “Conocimos a alguien que nos habló de ti” y muy probablemente sea el cumplido más bonito que me hayan dicho.

6.      Voltea para atrás de vez en cuando.

Después de una larga subida dentro de las montañas, escuchando los latidos de mi corazón tan fuerte después de todo el esfuerzo realizado, decidí voltear atrás para tomar una foto y al momento que volteé no podía creer todo lo que había recorrido. Qué lindo saber reconocer cada paso que das; solamente tú sabes cuánto te ha costado y, además, qué increíble poder ver tu recorrido y darte cuenta de lo mucho que has avanzado. Así que, voltea para atrás de vez en cuando; el paisaje va a ser hermoso y no te apresures por llegar. Cuanto más avanzas, más quieres detener el tiempo…

7.      Momentos de incertidumbre

Seguramente te ha pasado que dudas si vas avanzando en la dirección correcta o si estás avanzando a la misma velocidad que la mayoría. Por unos minutos llegué a sentirme perdida en el camino y me asusté. Dejé de ver las fechas amarillas, creía que, por ir un poco distraída, había tomado el rumbo equivocado, pero al cabo de unos metros volví a ver a algunos peregrinos. Si bien tenía un poco de miedo, seguía caminando; además, el camino donde iba me gustaba mucho a pesar de ser tan estrecho y solitario. 

Algunas veces se nos pueden presentar distintos escenarios a los que tenemos pensados; probablemente el destino al que tenías planeado llegar se vio afectado por circunstancias ajenas a ti y tienes que recurrir al plan B. Cualquiera que sea el escenario y por donde sea que te lleve el camino, asegúrate de estarlo disfrutando.

8.      Hay gente que te va a decir por dónde ir o que vas por el lado equivocado.

Aunque seamos amables con todos, no todos van a ser amables con nosotros, ley de la vida. Hay quienes te van a decir por dónde caminar, por cuánto tiempo, cuántos kilómetros, dónde quedarte; otros te van a contar historias de terror… pero es tu camino y, al final de cuentas, tú decides cómo vivirlo. Quédate con lo que te dé más tranquilidad y pon en saco roto lo que no te traiga paz.

9.      No todos aprecian y ven el camino de la misma manera que tú.

Aun cuando vayas caminando al mismo ritmo que otras personas, no todos están viendo lo mismo que tú. Lo que para ti puede ser indescriptible, para otros es insignificante. Cada uno vemos el camino de una manera tan distinta que se le va dando un valor diferente a todo. Respeta cada punto de vista, trata de ver desde otra perspectiva lo que la vida tiene delante de ti.

10.   Las heridas

Es normal que durante el camino se te hagan heridas. Con el andar, los dolores se irán manifestando poco a poco en tu cuerpo. Habrá algunas heridas que sean incómodas, pero podrás seguir caminando; sin embargo, otras que te harán sentir que no puedes continuar y que necesitas recuperarte tan pronto llegues a un lugar seguro. Hay mucha gente cerca de ti que ya pasó por lo mismo y que está dispuesta a ayudarte, aunque no te conozcan. Acepta la ayuda de quien venga y prioriza sanarte.

 11.   Ir a tu propio ritmo.

Vas a llegar, de eso no hay duda. Tómate tu tiempo, inicia cuando puedas, detente cuando necesites pausar, descansa, cura tus heridas, come bien, camina lento, camina rápido, todo lo que tú decidas hacer a tu ritmo y no al de otros. Como en la lección anterior, prioriza tu salud. A algunos les toma horas, a otros días y hay muchos que les toma años, pero cuando tienes claras tus intenciones y la razón por lo que lo estás haciendo, no tienes que ir contra reloj.

 12.   Agradecer.

Cada día es un regalo, AGRADÉCELO. Por tu salud, por cada paso recorrido, por los momentos de incertidumbre, por la gente con la que te cruzaste, el lugar donde dormiste, la comida que te prepararon, por el cansancio, el amanecer que vieron tus ojos, la meta que cumpliste, el trabajo que tienes, la casa donde vives, la fe que profesas. La lista puede ir sin fin… Ten un corazón humilde que agradezca por tanto y por todo.

 Estas lecciones las iba guardando en mi mente (y en las notas de mi celular) para que, cuando llegara el momento de poner mis ideas en orden, tuviera la oportunidad de compartirlas. Podría enlistar unas cuantas más, pero deseo que alguna de las que mencioné aquí te ayude, así como a mí, y tú también obtengas algunas respuestas a preguntas que no sabías que tenías.

BUEN CAMINO.

Comments

comments


¿Te gustó? ¡Comparte con tus amigos!

Karina Carmona

Ella es estudiante de comunicación.fotografa y misionera. Su mayor anhelo es viajar por todo el mundo y encontrarse con el amado en cada momento