Hemos llegado ya a la recta final de la mayor fiesta de nuestra fe: la Pascua, la cual se ha cerrado con broche de oro con la venida del Espíritu Santo que recibimos en Pentecostés. Pero ahora, después de estas celebraciones tan importantes, ¿qué es lo que sigue en el calendario litúrgico?

Un solo Dios en tres personas


La Iglesia dedica el domingo posterior a Pentecostés para la fiesta de la Santísima Trinidad. En este día se reflexiona sobre el misterio de Dios mismo, al contemplar a un solo Dios en tres personas distintas: Dios Padre, Dios Hijo y Dios Espíritu Santo.
Si bien es cierto que, como católicos, hemos escuchado mencionar en numerosas ocasiones a la Santísima Trinidad e incluso realizamos una invocación directa en el Nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo en el acto de persignarnos todos los días, este continúa siendo un misterio tan grande y al que usualmente no se le dedica mucho tiempo de reflexión.
Por lo tanto, este artículo tiene como objetivo invitarte a que te adentres un poco más al fascinante misterio de la Santísima Trinidad, o dicho en otras palabras al misterio de quién es el Dios de nuestra Fe.

Empezamos por la Palabra


Ya en el Antiguo Testamento aparecen algunas referencias de la Trinidad Santa de Dios. En el origen, cuando Dios crea al ser humano habla en plural al decir: “Hagamos al hombre a nuestra imagen y semejanza…” (Génesis 1, 24). Más adelante en Génesis 18, 2-3 se relata: “Al levantar sus ojos, Abraham vio a tres hombres que estaban parados a poca distancia. En cuanto los vio, corrió hacia ellos y se postró en tierra, diciendo: ”. Asimismo en comienzo del primer capítulo del evangelio de San Juan se lee respecto a Jesús: “En el principio era el Verbo, y el verbo estaba ante Dios, y el verbo era Dios. Él estaba ante Dios en el principio…”, luego, unos versículos después se menciona lo sucedido en el bautismo de Jesús cuando Juan el Bautista dice: “He visto al Espíritu bajar del cielo como una paloma y quedarse sobre él”, y además en el evangelio de Mateo 3, 17 se incluye lo que confirma el Padre: “Este es mi Hijo, el Amado; en quien me complazco”. Posteriormente, Pablo enuncia repetidamente en sus epístolas fórmulas que se refieren al misterio de la Trinidad, por ejemplo en 2ª de Corintios 13, 14 expresa una bendición: “La gracia de Cristo Jesús, el Señor, el amor de Dios y la comunión del Espíritu Santo estén con todos ustedes”. Sin duda existen muchas más referencias respecto al misterio de la Trinidad en la biblia, te invitamos a comenzar a identificarlas cuando te las encuentres.

Acerca del dogma

El culto de la Santísima Trinidad se remonta a la época de los apóstoles, sin embargo fue hasta el siglo XIV en que la Liturgia Romana introdujo su propia festividad. Y es que, la Santísima Trinidad es el dogma fundamental de la fe católica basado en el misterio de un solo Dios en tres personas distintas: el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo.
Al respecto, el Catecismo de la Iglesia Católica enuncia en el número 234 que la Santísima Trinidad es precisamente el misterio de Dios en sí mismo, por tanto la fuente de todos los demás misterios de la fe pues es la luz que los ilumina. De esta forma, la historia de la salvación es la historia del camino y medios por los cuales el Dios Trinitario se revela a la humanidad. Ciertamente, Dios ha dejado pistas de su ser trinitario en la obra de la creación y en la revelación que hace a lo largo de la Sagrada Escritura, pero la intimidad de la Santísima Trinidad sigue siendo un misterio que sobrepasa la razón humana.

Un solo Dios por naturaleza

Así pues, la Fe católica confiesa a un solo Dios en tres personas, no a tres dioses diferentes. Tal y como se enunció en el Concilio de Toledo XI, año 675: DS 530: “El Padre es lo mismo que es el Hijo, el Hijo lo mismo que es el Padre, el Padre y el Hijo lo mismo que el Espíritu Santo, es decir, un solo Dios por naturaleza”. Sin embargo, también cada una de las personas de la Santísima Trinidad se distinguen al mismo tiempo una de la otra, como mencionó San Juan Pablo II al mencionar que la Santísima Trinidad está conformada por Dios Padre Creador, Dios Hijo Redentor y Dios Espíritu Santo Santificador.

¿Cómo se ha representado la Santísima Trinidad?

A lo largo de la historia se han utilizado diversidad de símbolos para representar a la Santísima Trinidad. Entre ellos están: los tres ángeles que aparecen en la visión de Abraham; tres círculos entrelazados que significan su común infinitud; el trébol de tres hojas; el trono, el libro y la paloma, símbolos de poder, inteligencia y amor respectivamente; así como el triángulo equilátero.

¿A qué nos llama el misterio de la Santísima Trinidad?

Al crear Dios al hombre y a la mujer, pronuncia las palabras “… a nuestra imagen y semejanza”. Esto es muy interesante por dos razones, la primera es que lo enuncia en plural como si dijera “hagámoslos como nosotros somos, Padre, Hijo y Espíritu Santo”; y la segunda es que si Dios es precisamente esta comunidad Trinitaria Santa, nos invita a nosotros también ser un reflejo del amor que se mueve entre las tres personas de la Santísima Trinidad. San Juan Pablo II lo afirmó en una de sus audiencias cuando se conformaba, lo que después él llamaría la Teología del Cuerpo: así como el Padre ama intensamente al Hijo, el Hijo es inmensamente amado por el Padre y a su vez le ama también, por consiguiente este amor que hay entre ellos se vuelve tan inconmensurable que toma la forma del Espíritu Santo. En semejanza a esto, se puede decir que el esposo ama a su esposa y ella lo ama tanto a él, que el amor que existe entre ellos es tan grande que puede formarse otra vida fruto del amor. En conclusión, el misterio de la Trinidad Santa nos llama fuertemente a la comunión de personas, a saber que Dios no es solitario, si no que existe en una comunidad de amor.

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Cinthya Lara

¡Hola! Mi nombre es Cinthya Lara, soy esposa y madre de una linda niña. Me encanta leer y escribir así como pasar tiempo con mi familia y amigos. Actualmente me desempeño laboralmente como profesora de educación primaria y como psicoterapeuta de niños y adolescentes. Desde mi adolescencia y juventud Dios me llamó a su servicio por medio de la pastoral juvenil de mi parroquia, ahora estoy dentro de una comunidad donde estudiamos la enseñanza de la Teología del Cuerpo de San Juan Pablo II y en el movimiento de Campamentos Kairós.