Su vida y obra es muestra de lo férrea y obstinada que debe ser nuestra convicción para con Dios en especial en relación con nuestra familia. Sin poner peros sin vacilar, hay que aceptar aquello que nos fue dado de gracia por Dios, la familia.

La vida de Santa Mónica es el claro ejemplo del dicho que dice “si la vida te da limones pues haz limonada”. Si miramos en perspectiva la situación familiar de Santa Mónica no dista mucho de la de una familia común y corriente de nuestros días: un esposo de mal carácter, mujeriego y tomador. Un hijo que hace de su vida como se le antoja, y otros dos hijos más que acatan y entienden a su madre. Es, por así decirlo, una típica familia dividida donde unos hijos se hacen del lado del padre y otros del de la madre.

Sin embargo, hay un factor diferencial en esta familia y eso es la incesante oración de Santa Mónica. Es esta oración humilde de una madre preocupada por su hijo y por su esposo, que es capaz de transformar la vida y el corazón que se resiste al Amor de Dios.

Es en esta oración constante que descubrimos que aquello que podía ser una familia más entre muchas, se convierte en un proyecto de vida formidable. Es desde la sencillez del corazón de una madre que pone toda su confianza en Dios que vemos que aquello que parecía imposible ha sido alcanzado.

Es así como a un año de la muerte de Patricio, su esposo, este se convierte y hace bautizar. Es así que Agustín después de vivir sin un rumbo fijo abraza la Cruz de Cristo y se hace bautizar a los treinta y tres años. ¡Sí! es a quien conocemos como San Agustín de Hipona Doctor de la Iglesia Católica.

Cuántas veces quisiéramos que nuestra familia fuera perfecta o que aquellos que están con nosotros compartieran nuestras creencias o formas de actuar. Cuántas veces renegamos de ser incomprendidos y de no tener la atención de aquellos a quienes amamos, pues es en Santa Mónica que encontramos un vivo ejemplo de donación, de entrega total, sin reservas y con plena confianza en el plan de Dios.

Cada uno es pieza clave en la conversión de su familia, es necesario creer y rezar aún por muy difícil que parezca la situación familiar aún con las rencillas guardadas, aún con proyectos familiares que parecen fracasados, en Santa Mónica y su familia encontramos esperanza de que nosotros podemos ser esa luz que ilumine a aquellas persona con las cuales Dios nos quiso hacer familia. Es en ese núcleo donde se encuentran ocultos los próximos San Agustín y Santa Mónica.


¿Te gustó? ¡Comparte con tus amigos!

Luis Tarango

Es ingeniero, programador y emprendedor por decisión. Ha sido coordinador de grupos juveniles, es servidor de Cristo, y esposo por vocación. Ama a Dios y a su familia; disfruta de la música, la buena comida, el cine, reuniones con sus amigos y viajar acompañado. Su santo favorito es San Pío de Pietrelccina y su cita es Juan 3,16.

Comments

comments