La época en la que vivimos nos vende la idea de una vida cómoda, que no requiere sacrificio, que no requiere dar de mi tiempo. En resumen, una vida egoísta donde yo me preocupe por mí, después por mí y al final solo por mí.
Con esta tendencia vemos que muchos de los jóvenes, tanto varones como mujeres, trasladan esta comodidad también a sus relaciones de pareja, y cada vez es más común escuchar que los jóvenes no quieren complicarse la vida teniendo una pareja y menos casarse.
Esto porque al tener una pareja, es necesario mantener la relación, esto requiere tiempo, requiere sacrificio, requiere escuchar a tu pareja, requiere perdonar y pedir perdón, requiere salir muchas veces de tu comodidad, de tu zona de confort y finalmente darte al otro en una entrega generosa.
Al vivir en esta sociedad tan cómoda, esto suele volverse tedioso y algo que no nos agrada mucho, por eso una respuesta sencilla para evitar eso se vuelve en “Mejor me quedo soltero”.
¿Entonces la soltería es mala?
Déjame decirte que la Iglesia considera como una vocación la vida de soltero o soltera, y para nada es un camino menos o más santo que el del sacerdocio o el matrimonio. No hay vocaciones de segunda clase, todas y cada una de las vocaciones son para que como nos dice Cristo: “Sean Santos como su Padre es Santo” (Mt 5,48).
Sin embargo, Cristo no nos llama a la comodidad, en cualquiera de las vocaciones se nos invita a vivir el amor de una forma generosa, a entregar la vida por los hermanos, a cumplir aquel mandamiento de “Ámense los unos a los otros como yo los he amado” (Jn 13, 34) y para vivir esto podemos vivirlo de distintas maneras, por ejemplo:
• Una Hermana religiosa se entrega a su comunidad religiosa y a su carisma.
• Un sacerdote se entrega a su diócesis y trabaja especialmente para su parroquia.
• Un Padre o Madre de Familia tiene como especial encargo a su familia, y se entregará con especial fervor a sus hijos y sobre todo a su esposo(a).
• Una persona que decide vivir en la soltería tiene como misión entregarse a los hermanos a través de su trabajo y su entrega generosa a ellos.
La soltería también es un camino que seguido al estilo de Cristo conduce a la santidad, al amor a los hermanos, pero que se elige en respuesta a un llamado concreto de Dios, y nunca se elegirá por simple comodidad, comodidad de no molestarme en amar y no entregarme a los demás. Dios nos invita a nadar contracorriente, este es el camino del cristiano al ejemplo de su Maestro.
Al hablar de soltería no nos referimos a el tiempo en el que no tienes pareja solamente, por ejemplo, quizá alguien sabe que esta llamado al matrimonio, pero aún no encuentra a la persona que será su compañero de vida, esta persona es soltera pero pretende cambiar su estado de vida para caminar al matrimonio. Esto es diferente a libremente decidir siempre permanecer soltero, para de esta forma entregarme a los hermanos y ser reflejo de Cristo.
Así que es importante que escuches el llamado de Dios, lo que El desea para tu vida, el camino que ha pensado para ti, Dios nos conoce a la perfección, y sus planes para nosotros son inmensamente mejores que lo que pudiéramos imaginar.
Confiando en este Dios misericordioso escucha su llamado, considera que quizá Dios te puede estar llamando a el sacerdocio, o quizá a la vida religiosa, pudiera ser al matrimonio, o quizá puede llamarte a una vida de soltería. Cualquier de las vocaciones que hay en nuestra Iglesia nos deben de llevar a imitar la entrega y el amor de Cristo, para santificarnos y de paso a los que Dios ponga a nuestro alrededor.
Si te interesa el tema te dejo dos ligas de grupos que viven en comunidad viviendo la vocación del celibato, tal vez te ayude conocer un poco de ellos.
