Mateo nos relata, que Jesús sube al monte y desde ahí lanza un discurso, que 2000 años después sigue deslumbrado a todo aquel que lo lee.
En esta exponencia Jesucristo habla de tres factores fundamentales que son los alimentos espirituales de todo cristiano. Han pasado los siglos y esos tres consejos de Jesús han llevado a tantos personas a alcanzar su santidad. Hoy queremos traer las palabras de Jesús a un Siglo XXI y mostrártelos para que hagas de ellos una pasión en tu vida.

La oración (Mt 6: 5 – 15)


Jesús hace una invitación a una oración muy personal y privada, no es para menos, orar es conversar y así como quieres intimidad al conversar con tu amigo o amiga, con tu pareja o con tu ser amado, así mismo es orar, un diálogo privado con Dios. Y Jesús nos dice “tú cuando ores entra en tu habitación” esto es, concéntrate, en silencio, en soledad, conéctate con Él. Continúa el versículo “…cierra la puerta, …y tu Padre que ve en lo secreto te recompensará” cierra la puerta, mientras oras concentrado y en silencio, que nada te distraiga, como cuando cierras la puerta en tu cuarto y no sabes lo que sucede afuera.

Suele pasar que pensemos en ¿Cómo orar? No sé qué decir o qué hacer. Bueno qué difícil estructurar qué decir. Y es como las relaciones, a veces al conocer a alguien no sabemos que decir, pero si esa persona nos ha interesado, mostrar interés en la otra persona e intentar mantener una comunicación constante hace que la confianza aumente y con ello que se de un diálogo mucho más ameno. Tal vez una estructura puede ser:

– Agradecer a Dios por todo lo que día a día da.
– Petición personal, entendiendo que Él mejor que nadie sabe lo que es mejor para uno.
– Petición por las necesidades de los demás, mostrándote como la herramienta para llevarlo a quién necesita.
– Siempre imita la humildad de María y las cualidades de tantos Santos. Pídele al Señor esa gracia.

Y recuerda nadie corre 20 kms el primer día que inicia en el atletismo, solo la constancia y la paciencia hacen que poco a poco sea un profesional en eso. Lo mismo es orar, sé perseverante y será un diálogo de mucha confianza.

La limosna (Mt 6:1-5)


Da, así como el Señor tanto te ha dado a ti. Recuerda que cuando das a quien necesita es como si se lo dieras directamente a Él. Pero da con amor, no por dar, da así como el justo Abel le ofrecía al Señor, que daba lo mejor de el por eso el Señor tanto le bendecía.
A menudo en las escrituras leemos tanto sobre el amor y ese amor no es más que una cualidad de caridad y tan hermoso habla de ello San Pablo cuando muestra esta cualidad como el mayor de los dones, mayor que la profecía, mayor que el don de lenguas, mayor que el don de sanación está la caridad. Y la caridad como bien lo decía Santa Teresa de Lisieux la caridad es no amar al prójimo como a mí mismo, sino más bien amar al prójimo como Jesús nos amó. Así como Jesús siendo toda la sabiduría y ciencia quiere reinar junto a sus pobres y humildes apóstoles. Soportando así sus defectos y errores. La caridad es aquella lámpara que hay que poner en el candelabro y que alumbre a todos los de la casa.

El ayuno (Mt 6:16-34)

El ayuno no solamente es abstenerse del comer y beber, si no que envuelve todo aquello que se ha convertido para nosotros en un deleite, en una satisfacción de nuestros placeres ¿qué buscaremos con el ayuno? Pues poder vaciarnos de nosotros mismos para darle espacio a Dios que llene nuestra vida.
Santo Tomas de Aquino hace una referencia de los 7 pecados capitales y ahí podemos entender cómo es el disfrutar de la vida sin dejarnos controlar por nuestros impulsos y placeres. ¿Qué tan esencial es para nuestra vida el comer y descansar? Ahora ¿cuándo es el punto en que esos actos fundamentales de nuestro vivir lo convertimos en gula y pereza? Y el querer satisfacer nuestros placeres nos hacen caer en in punto donde lo esencial de nuestra vida gira en torno a aquel placer por alcanzar, como los deseos sexuales, la tenencia de bienes, el orgullo, etc. Y hace que perdamos nuestra percepción de lo único y simplemente necesario como lo es el bien común y Dios. No es en vano que Jesús este capitulo lo concluye diciendo. “Buscad pues el reino de Dios y su justicia y todo eso se os dará por añadidura”.


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Alonso Ramírez

Alonso es ingeniero mecánico, es nuestro único escritor costarricense, proviene de Cartago y ahí es servidor y formador en la Basílica de Nuestra Señora de los Ángeles. Es amante de la historia de la Iglesia principalmente en los estudios de nuestros primeros padres, fanático seguidor de San Agustín y Santo Tomás de Aquino.

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