De primera instancia pareciera difícil encontrar una relación entre iglesia y ciencia, aunado a la distorsión del enfoque que con el tiempo la sociedad le ha dado, sin embargo, te invito a que por ti mismo clarifiques tus ideas y conozcas un poco de las grandes aportaciones que la iglesia ha brindado a la ciencia y la relación que estas dos guardan.
Para comenzar con este viaje a través de la historia y el tiempo quiero hacer mención de la definición de ciencia según Aristóteles quien decía que “Ciencia es un conocimiento seguro y evidente, obtenido a partir de demostraciones”; habiendo comprendido esto, hagamos una comparación según Santo Tomás de Aquino acerca de la ciencia quien la definía como “El conocimiento de las cosas a partir de sus causales”. Si observamos existe una fuerte relación entre ambas y como ésta ha existido desde tiempos inmemorables y para complementarlo te presento algunas aportaciones de católicos a la ciencia antigua y moderna.
San Alberto Magno considerado Doctor de la Iglesia quien en base a los estudios y experimentos de Aristóteles (científico, físico y matemático) logró dar la base científica y teoría para que posteriormente su discípulo Santo Tomas de Aquino aportara a la ciencia el descubrimiento del arsénico.
En hechos más recientes, el sacerdote belga, Abate Lemaitre, fue el primero en proponer la hipótesis de la gran explosión (Big Bang), consecuente de la teoría de la relatividad de A. Einstein, quienes brindaron una aportación a la ciencia para determinar la edad aproximada del universo.
A través de este pequeño recorrido hemos visto que la Iglesia no está cerrada a los descubrimientos y aportaciones científicas sino que incluso apoya a quienes incursionan en este maravilloso mundo de teorías e hipótesis, así lo mencionó el Papa Juan Pablo II el 9 de Mayo de 1983 en Roma, … “Al dirigirme a vosotros, que representáis con honor los ricos horizontes de la ciencia moderna, deseo en primer lugar agradeceros cordialmente vuestra visita y deciros que vuestra presencia aquí esta mañana tiene para mí un alto valor simbólico, porque dais testimonio de que se está realizando un fecundo y profundo diálogo entre la Iglesia y la ciencia. La Iglesia y la misma ciencia han obtenido un gran provecho descubriendo, mediante la reflexión y la experiencia a veces dolorosa, cuáles son los caminos que conducen a la verdad y al conocimiento objetivo.”
Te invito a reflexionar el hecho de que los más grandes científicos tienen a Dios como fuente de conocimiento para sus aportaciones, en donde ciencia e Iglesia van de la mano contribuyendo hacia la creación de conocimiento para el mundo como lo mencionó Juan Pablo II y que estas nos acercan más a una fuente de verdad.
Agradezco tu tiempo y espero haberte clarificado este paradigma de relación entre Iglesia y ciencia.