¿Cuál foto pongo de perfil?
Recuerdo perfectamente el día en el que cree mi perfil en Facebook,. ciertas cosas empezaron a ser importantes como qué foto pondría en el perfil, no era como metroflog que se cambiaba cada día y podría no ser tuya, sino que era la foto de presentación, la que todo mundo vería, además esa insistente leyenda que dice “¿qué estás pensando?”. Y lo más deseado: likes.
Facebook alcanzó los 1.590 millones de usuarios
Por supuesto que entonces no tenía ni idea del lugar que tomaría Facebook en mi vida social, académica y laboral. Hoy por hoy estoy sorprendida del auge que esta red social ha tenido a nivel global. ¿Sabes cuántas personas tienen facebook? Manuel Moreno comenta en la página trecebits que en diciembre de 2015 Facebook alcanzó los 1.590 millones de usuarios de los cuales 934 millones entran todos los días a interactuar, a subir fotos, hacer comentarios y dar y recibir “likes” y la variedad de reacciones que ahora se pueden tener.
Tras hacer una breve reflexión me cuestioné sobre mi comportamiento en Facebook y pensaba en cómo utilizar la red para mostrar al mundo mi fe, el amor que Dios tiene por mi y mi intento por corresponderle, pero no te miento, es muy difícil, la verdad me gustan los likes y las reacciones, especialmente si son fotos o éxitos que he logrado.
Quiero un like de Dios
Aquí la cuestión es ¿qué nos provocan los likes? ¿podemos controlar ese deseo? ¿qué pensarías/sentirías si subes una selfie que te costó algunos intentos y nadie deposita ninguna reacción?
Lo más importante, como católicos, como hijos de Dios, son los likes y reacciones de Dios. ¿Qué piensa Él de este comportamiento?, ¿de esta contestación que le acabo de dar a mi mamá?, ¿qué hay con mi forma de vestir? ¿Cuánto estoy agradando a Dios?
No me juzgues, solo quiero reflexionar
Si por casualidad tras este sermón, pareciera que soy una señora amargada que odia las redes sociales te aclaro que no, soy estudiante de comunicación y trabajo en el área de mercadotecnia y ¿qué crees? Manejo redes sociales casi todo el día, sólo quiero llevarte a ti por aquella reflexión que tuve hace algún tiempo y quisiera invitarte a que hagamos un equilibrio en todo, que explotemos los medios y seamos creativos para llevar a Cristo hasta el último rincón, usando todos los recursos que tenemos y que en ese caminar pensemos siempre en darle gloria a Aquél que, dio todo de sí asegurando nuestro andar por la tierra, la casa común.
Sólo quiero terminar diciéndote: Hermano, hermana Dios no vale la pena, vale la vida. Entreguemos nuestros mejores momentos a ÉL y busquemos siempre y en todo momento agradarle.
Me quedo contigo en oración, ora por mi por favor.