Son tiempos de COVID-19 y nos han pedido las autoridades que nos quedemos en casa para evitar el contagio y esparcimiento del virus. Cambió toda nuestra rutina y todos comenzamos a ajustarnos a lo que podíamos hacer desde casa.
Para ti que estás atareada
Tú, mamita, quizás estás sumergida en sacar los pendientes del trabajo posiblemente con un menor sueldo y encargarte al mismo tiempo de los quehaceres de la casa (barrer/trapear, hacer comida, lavar trastes, lavar ropa/secarla/doblarla/guardarla, lavar baños, recoger todo el día lo que no está en su lugar), supervisar las tareas de tus hijos, su educación en línea. Además, todavía te das tiempo de buscar alguna receta de un postre para hacerlo y alegrarnos más el día, aunque todo eso implique que te sientas agotada y que a veces llores cuando estás sola e implores un descanso.
Para ti que estás lejos de tus hijos
O tal vez estás inmersa en la monotonía de la tranquilidad. De tener a tus hijos adultos ya fuera de casa y de ansiar fuertemente que te visiten o tú ir a verlos, pero no has podido hacerlo para respetar las indicaciones de salud. Y todos los días son iguales, has sentido el tiempo pasar muy lento, llegas a aburrirte de ya no encontrar más cosas qué hacer.
Mami, estoy contigo en la distancia
Queremos decirte que entendemos tus frustraciones. Tanto las que trajo ésta contingencia como las que has cargado desde siempre y hacerte sentir que no estás sola, que reconocemos todos tus sacrificios y que por siempre serás tú esa pieza inicial del rompecabezas de nuestras vidas, aquella que empezó con todo y de la que todo partió. Eres tú, mami, junto con Papá. Eres el amor de nuestras vidas y estamos en deuda eternamente con Dios, por mandarnos a tus brazos y a tu cuidado.
Desearíamos estar ahí contigo, sentados en la mesa jugando a las cartas, y que nos hagas empanadas de piña porque ya esperabas que fuéramos. Desearíamos darte un abrazo largo, de esos que reparan el alma y sanan toda herida.
No podrías hacerlo mejor
Te amamos mami. ¡Lo estás haciendo muy bien! ¡Eres una gran mujer! Imagínate cuánto lo serás, que de los 6 mil millones de personas en el mundo, la que fue elegida por el mismo Dios para ser MAMÁ de tus hijos, fuiste tú, y Él no se equivoca.
Gracias por tu tiempo, tu entrega, tu energía, tus enseñanzas, tus valores, tu constante “SÍ” como el de María, y por todo lo que haces por nosotros tus hijos. Dios tan enormemente Bueno te bendiga por siempre.
