“La conversión consiste en creer en la muerte y resurrección de Jesús como realidades que se han dado para cada uno y que sólo de la mano de Cristo es posible conocer y vivir la riqueza de su amor”, dijo Benedito XVI (25/Enero/09).

“Saulo se convirtió, porque gracias a la luz divina, ‘creyó en el Evangelio’. En esto consiste nuestra y su conversión: en creer en Jesús, muerto y resucitado, y abrirse a la iluminación de su gracia divina”, dijo el Santo Padre “Saulo se convirtió, porque gracias a la luz divina creyó en el Evangelio”.

La conversión exige un esfuerzo del hombre y este esfuerzo no se puede realizar sin la gracia de Dios.

Ésta hace que nuestra vida cambie radicalmente, vemos todo desde una perspectiva diferente ya que Jesús está actuando sobre nosotros, así que nuestros pensamientos, deseos, intereses, prioridades, comienzan a cambiar, y de este modo comenzamos a dar los primeros pasos hacia el camino de la salvación ya que nos convertimos en discípulos de Cristo.

Hay una gran cantidad de autores y artículos que hablan sobre el camino de la conversión, pero me gustaría enunciar algunos consejos del Padre Sergio Antonio Donosco Brant:

1 Arrepentimiento.

Tenemos como ejemplo la vida de muchos santos como San Francisco o San Ignacio de Loyola que se arrepintieron de la vida que llevaban y decidieron seguir a Jesús.

2 Aprender a transfigurarse.

Muchos hablan de imitar a Cristo, en efecto, nuestro camino a la conversión consiste en conocer a Cristo y luego tener una nueva forma de vida, como la de Cristo y poder decir como Pablo en la carta a los Gálatas “Ya no yo, sino Cristo que vive en mí”.

3 Aprender de los santos.

La Iglesia tiene mas de 5,000 santos, de los cuales hay quienes tuvieron una conversión radical, como los mencionados anteriormente, pero también se convirtieron de manera paulatina como Santa Edith Stein, por lo que, dentro de todos los santos que tiene la Iglesia, podrías encontrar a aquel que se parezca mas a ti.

4 Reflexionar si estamos avanzando.

Podemos cuestionarnos si amamos a Dios verdaderamente. ¿Siente mi corazón que ama a Dios?, ¿Doy tiempo a mis padres y mis hermanos y atiendo sus necesidades? ¿Qué tan caritativo soy en verdad con el más necesitado?

El camino a la conversión es la búsqueda de la perfección que Dios espera de nosotros, es por esto, que no termina nunca. Cada día que aprendemos algo nuevo de Dios, cada día que hacemos una obra de caridad estamos trabajando en nuestra conversión, ya que el único ser perfecto es Dios..

5 Hay que convertirse a la misericordia de Dios.

Convertirse es cambiar de actitud, es abrir el corazón a Dios. Si tu quisieras convertirte hay que pedir la gracia Dios. La oración es algo tan poderoso, Santa Mónica pidió con todo su corazón la conversión de su hijo San Agustín y ahora lo tenemos como doctor de la Iglesia. Así que pidamos la gracia de Dios tanto para nosotros, como para algún ser querido.

Te comparto la siguiente oración, oremos juntos por la conversión del mundo entero.

Aquí estoy, Señor, delante de ti,
con mi presente y con mi pasado a cuestas;
con lo que he sido y con lo que soy ahora;
con todas mis capacidades y todas mis limitaciones;
con todas mis fortalezas y todas mis debilidades.
Te doy gracias por el amor con el que me has amado,
y por el amor con el que me amas ahora, a pesar de mis fallas.
Sé bien, Señor, que por muy cerca que crea estar de Ti,
por muy bueno que me juzgue a mí mismo,
tengo mucho que cambiar en mi vida,
mucho de qué convertirme,
para ser lo que Tú quieres que yo sea,
lo que pensaste para mí cuando me creaste.
Ilumina, Señor, mi entendimiento y mi corazón,
con la luz de tu Verdad y de tu Amor,
para que yo me haga cada día más sensible al mal que hay en mí,
y que se esconde de mil maneras distintas, para que no lo descubra.
Sensible a la injusticia que me aleja de Ti y de tu bondad
para con todos los hombres y mujeres del mundo.
Sensible a los odios y rencores
que me separan de aquellos a quienes debería amar y servir.
Sensible a la mentira, a la hipocresía, a la envidia, al orgullo,
a la idolatría, a la impureza, a la desconfianza,
para que pueda rechazarlos con todas mis fuerzas
y sacarlos de mi vida y de mi obrar.
Ilumina, Señor, mi entendimiento y mi corazón,
con la luz de tu Verdad y de tu Amor,
para que yo me haga cada día más sensible a la bondad de tus palabras,
a la belleza y la profundidad de tu mensaje,
a la generosidad de tu entrega por mi salvación.
Ilumina, Señor, mi entendimiento y mi corazón,
para que yo crea de verdad en el Evangelio, la Buena Noticia de tu salvación,
y para que dejándome llevar por Ti, trabaje cada día con mayor decisión,
para hacerlo realidad activa y operante en mi vida personal y en la vida del mundo
Ilumina, Señor, mi entendimiento y mi corazón,
para que yo me haga cada día más sencillo,
más sincero, más justo, más servicial,
más amable en mis palabras y en mis acciones.
Ilumina, Señor, mi entendimiento y mi corazón,
para que Tú seas cada día con más fuerza,
el dueño de mis pensamientos, de mis palabras y de mis actos;
para que todo en mi vida gire en torno a Ti;
para que todo en mi vida sea reflejo de tu amor infinito,
de tu bondad infinita,
de tu misericordia y tu compasión.
Perdona Señor, mi pasado.
El mal que hice y el bien que dejé de hacer.
Y ayúdame a ser desde hoy una persona distinta,
una persona totalmente renovada por tu amor;
una persona cada día más comprometida Contigo
y con tu Buena Noticia de amor y de salvación.
Dame, Señor, la gracia de la conversión sincera y constante.
Dame, Señor, la gracia de mantenerme unido a Ti siempre,
hasta el último instante de mi vida en el mundo,
para luego resucitar Contigo a la Vida eterna. Amén.


¿Te gustó? ¡Comparte con tus amigos!

224 shares
AnaMorales

Soy Ana Laura y me encanta servir a Dios. Cuando mi mamá me llevó a fuerza al grupo de adolescentes, iba enojada. Pronto me di cuenta que ese era mi lugar favorito. Crecí rodeada del amor de mis padres, mis hermanos, mis primos y mis amigos. Me apasionan las artes, soy arquitecta de profesión y músico de Dios por decision.

Comments

comments