Amado Jesús, te veo tan pequeñito ahí recostado en el pesebre, mientras tanto mi mente me recuerda tu grandeza, tu poder, tu misericordia; sé que, por más que quiera, mi entendimiento no alcanza para poder comprender tus misterios, por eso mi corazón late rápidamente y te quiero agradecer por nacer y darle a la humanidad tantas oportunidades.
Gracias por el año que ya pasó, por los triunfos y fracasos que tuve, por las alegrías y las tristezas, por los nacimientos que contemplé y la muerte de mis seres queridos. Gracias por todas las mañanas que sonó mi alarma, gracias por cada día que me pude levantar, gracias por aquella enfermedad que mi cuerpo sufrió, gracias por las risas, las carcajadas, gracias por las lágrimas. Gracias por el conocimiento que adquirí y por aquello que ya olvidé. Gracias las personas que conocí, por los amigos que conservé, por mi familia, por cada persona con la que me encontré.
Perdón por los reclamos, los enojos, los regaños, las caídas, perdón por mi ingratitud, por el daño al prójimo, perdón si ignoré a mis hermanos necesitados, perdón por ignorarte a ti, perdón por no amarte, sobre todas las cosas.
Me comprometo, amado mío, a esforzarme más este año que se avecina, quiero amar más, aprender más, crecer, extender mi mano al necesitado, dar un paso hacia la santidad, llevarte a más corazones.
Desde hoy te agradezco y te ofrezco todo lo que venga, pondré todo de mi parte para actuar conforme a tu voluntad y te ruego, mi Jesús, que me des la fortaleza y la perseverancia para serte fiel, en lo próspero y en lo adverso, y que de cada error aprenda algo. Bendito seas mi Señor Jesús.
Mamita María, tu que permaneciste sin mancha, te pido me cubras con tu mando precioso, que me cuides con tus ojos de madre, que me guíes hacia Jesús, que me enseñes a ser fiel, como lo fuiste tu.
San José, hombre justo y perseverante, en tus manos pongo a mi familia y a mis amigos, mi trabajo, mi escuela, que todos los proyectos que cree en mi mente sean para darle mayor gloria a Dios, acompáñame en este caminar y ayúdame a siempre encontrarme con Jesús.
Así, en tu presencia digo ¡Bienvenido sea el 2019! Gracias señor por una nueva oportunidad.
Amén.
