Se acerca la Navidad, estamos iniciando diciembre y la publicidad nos grita que empecemos a comprar para celebrar esta fecha tan importante, aunque bueno, es evidente que toda esta preparación se encierra en lo material: árbol de Navidad, luces, regalos, vacaciones; son cosas que forman parte del espíritu navideño y estoy de acuerdo en que las casas se ven bonitas, las ciudades se adornan y se siente un espíritu de paz; no quiero castigar el hecho de desear adornar este momento, me encanta y lo disfruto, pero
¿con cuánto tiempo de anticipación nos preparamos interiormente para recibir a Jesús?
Estuve reflexionando esta semana sobre mi preparación personal, sobre mi compromiso con Dios, y te soy sincera, no estoy nada adornada, olvidé muchos de mis propósitos del año pasado. En enero subí el cerro del cubilete, ahí hice una lista de cosas por hacer y ahora estoy a nada de terminar el año sin haber cumplido toda mi lista. Obviamente, pensando en la misericordia de Dios y en la paciencia que tiene conmigo, me propuse tomar “al toro por los cuernos” y darle un giro emergente a mi vida.
Por eso, quiero compartirte cinco pasos, con los que creo que podrás adornarte, para recibir a Jesús, el Rey de reyes, como se merece, espero que te ayuden a ti también a restaurar tu camino y regresar a brazos del Padre.
1. Un diario diario
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Encuentra un cuaderno donde puedas anotar todo lo que haces en el día tanto cosas positivas como negativas, después de cada debilidad pon un propósito con fecha límite, para que entonces puedas evaluar si la cumpliste o no.
2. Confesión
Aquí puedes llevar alguna de las cosas ubicadas en tu diario, con todo el amor y el propósito de enderezar tu camino. Te dejo un chiqui video que en verdad me hace valorar este sacramento, a veces tan poco comprendido:
3. Misa
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Considero la celebración eucarística como la oración por excelencia, y la verdad no siempre ha sido así, antes me aburría y era simplemente porque no prestaba atención, hay tantas riquezas desde el canto de entrada, seguido de la oración y bueno, podría detallar cada sección, pero mejor te invito a buscar el testimonio de Catalina Rivas, descubrirás el gran tesoro que tienes oportunidad de vivir a diario. Te recomiendo asistir mínimo tres veces por semana, habrá un gran consuelo y alegría en tu corazón.
4. Orar
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Es un maravilloso instrumento por medio del cual podemos hablar directamente con Dios sin necesidad de nada, sino la propia voluntad. Dios, Jesús, el Espíritu Santo, siendo uno mismo, es padre, amigo, hermano. Una presencia dispuesta a escucharnos de la forma más natural, con todo el respeto que le debo, por la mañana lo saludo con un: ¡Hola precioso!. Tú dictas tu relación con Él, tu cercanía y confianza, contándole tus planes, pero también tus debilidades, pidiéndole consejos, ayuda, protección. Acude a Él que está siempre dispuesto a ayudarte, a guiarte y sobretodo a amarte.
5. Sentido del día
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Recuerdo cuando iba a misionar y nuestro coordinador nos daba un sentido para cada día, al final reflexionábamos sobre qué tanto nos habíamos acercado a cumplirlo. Te propongo ponerle un sentido a cada día, por ejemplo: caridad. Ese día harás todo lo posible por amar a las personas con las que te encuentres, al final del día evalúa cómo te fue. Esto con la intención de no sólo vivir por vivir, sino darle un verdadero sentido al día con día, de esta forma no llegará de sorpresa la venida de Jesús, estarás preparado, estarás adornado y listo para recibirlo.
Cada paso que te comparto, es un paso que yo intento cada día, algunos días fallo pero tengo el firme propósito de continuar hasta que cada cosa se vuelva un hábito, si alguno no te funciona te recomiendo analizar qué cosa te serviría a ti para adornarte, adornar el bello templo que eres y que Dios pensó para su reino. Eres una joya preciosa amada por Dios, en cada intento que damos lo alabamos y glorificamos. Estaré orando por ti para que pulas cada don que te ha sido dado y regreses como el hijo pródigo a los brazos del Padre, para que adores al bebé Jesús y para que dejes siempre actuar al Espíritu Santo en ti. Que nuestra madre preciosa María te cubra con su manto, te tome de su mano y lleve a nuestro Padre.
