Te cuento un poco de Jerónimo Emiliani, un santo que nació en Venecia Italia en 1486.
Jerónimo era de familia noble, sin embargo queda huérfano de padre a los 10 años, aunque es un joven de grandes aspiraciones.
Lección 1: Recurrir a María en momentos de necesidad.
A los 25 años Jerónimo es militar y gobernador de la fortaleza de Castelnuovo de Quero, un paso importante para llegar a Venecia.
Con la guerra, este lugar fue atacado y Jerónimo al verse superado en gran número por sus enemigos, es capturado y tomado prisionero en su propio castillo.
Ahí al estar encadenado en un calabozo, Dios comienza a darle la gracia de la conversión.
En esta situación acude a la Santísima Virgen para pedir por su liberación, y gracias a su intercesión logra su milagrosa liberación un 27 de Septiembre de 1511, desde entonces la vida de Jerónimo cambió para siempre y se dirige al Santuario de la “Madonna Grande” en Treviso donde promete solemnemente entregarse por completo al servicio de Dios y su prójimo.
Lección 2: Ser Hombres y Mujeres de Caridad.
En 1928 Italia sufre hambruna, millares de personas mueren, y multitudes acuden a Venecia por considerar que hay mejores oportunidades. El gobierno no ayuda y hay muchos indigentes en la calle, especialmente niños. Jerónimo junto con un grupo de fieles cristianos se entregan al servicio de los más necesitados, y así Jerónimo agota su dinero y comienza a vender lo que tiene para ayudar a los pobres, incluso los muebles de su casa.
Él mismo se dedica a dar de comer, vestir y hospedar a los pobres, los anima a confiar en Dios incluso en la hora de su muerte. Al llegar la peste aparecen por las calles muchos cadáveres, y por temor al contagio nadie quiere sepultar a estas víctimas.
Jerónimo los carga sobre sus hombros para llevarlos a sepultar al cementerio, de modo que también contrae la peste y enferma de gravedad. Todo lo acepta con gran virtud y sirve de gran testimonio para todos los que lo conocen. Finalmente se recupera de su enfermedad y continúa su obra.
Lección 3: A dejarlo todo por los necesitados
En Venecia Jerónimo ve cómo lo niños huérfanos están, nó solo en peligro por el hambre, también expuestos a convertirse en delincuentes o caer en el pecado, esto por el ambiente en el que se ven forzados a vivir. Jerónimo por experiencia propia conoce la angustia de los huérfanos.
Se decide a dejar todo para formar una familia con los huérfanos.
En 1531 deja para siempre la casa de su familia y la ropa de noble, para vivir con un grupo de treinta jóvenes de la calle. Tiene además el reto de alimentar, educar y proteger a estos niños sólo dependiendo de la caridad.
Su lema “Trabajo, Caridad y Piedad” le lleva a contratar artesanos que enseñen a los niños algún oficio para ganarse la vida, además también su objetivo es que se desarrollen espiritualmente.
Lección 4: A vivir la obediencia.
Por Obediencia en 1532 deja Venecia para irse a pie y en total pobreza a Bérgamo, donde el obispo (su confesor) le solicitó.
Se trata del lugar más pobre y devastado de Venecia, con la ayuda del obispo y más personas organizan los hospitales para los niños, desarrolla un estilo de catecismo de preguntas y respuestas.
Más tarde irá con los niños más preparados por los pueblos rezando y evangelizando, además de ayudar en los trabajos del campo, sin pedir nada a cambio.
Lección 5: A vivir y morir con los pobres.
En noviembre de 1533 con un grupo de 35 jóvenes se propone ir a Milán pero enferma de fiebre en el camino junto con algunos de los niños, por lo que tiene que quedarse en un lugar abandonado al lado del camino.
Pasa un hombre a caballo, conocido de Jerónimo y ofrece llevarlo solo a él a su casa cerca de ahí, Jerónimo a pesar de su fiebre rechaza la petición porque le dice “De ninguna manera puedo dejar a estos pequeños, quiero vivir y morir con ellos” Mas tarde este hombre a caballo, hablará de lo ocurrido con un duque en Milán, este duque se encarga de transportar a Jerónimo y todos sus niños a Milán, donde recupera su salud y continúa la obra que le habían encomendado.
Lección 6: Trasciende con su carisma a través de una comunidad.
Como el número de colaboradores aumenta, organiza al grupo con el nombre de ‘Compañía de los Servidores de los Pobres’, que será aprobada por Pablo III en 1540 y, más tarde, Pío V elevará a la categoría de Orden Religiosa con el nombre de Orden de los Clérigos Regulares de Somasca o Padres Somascos que hasta la fecha continúan atendiendo su ministerio en países como Colombia, México, EUA, Sri Lanka, El Salvador, Italia, España, Suiza, Guatemala, Honduras, Filipinas, entre otros.
Lección 7: Sus últimas palabras, el reflejo de su vida.
A finales de 1536 se propaga una extraña plaga, con la que se contagian huérfanos, servidores de la compañía y el mismo Jerónimo cae enfermo, por lo que le prestan una habitación en la ciudad.
Antes de morir con una teja, traza una cruz en la pared para poder contemplarla en su agonía.
Manda traer a sus huérfanos para despedirse de ellos, y aunque ya sin fuerzas como su último testimonio les lava los pies.
A sus hermanos de la compañía les dice estas últimas palabras “Seguid a Cristo crucificado, Amaos los unos a los otros, Servid a los pobres”.
Muere el 8 de Febrero de 1537.
Fue beatificado en 1747 y canonizado 20 años después, y el papa Pio XI lo declaró Patrono Universal de los Huérfanos y de la Juventud abandonada.
Espero que Dios te inspire a través de la vida de San Jerónimo y sepamos imitar estas 7 lecciones que con su vida nos enseña.
Dios te bendiga