Pues empecemos por lo primero ¿Quién es San Benito?

San Benito de Nursia (Nursia, Umbría; 480-Montecasino, Lacio; 21 de marzo de 547) fue un religioso cristiano a quien se le atribuye el inicio de la vida monástica en el mundo occidental.

Fue el fundador de la orden de los benedictinos y escribió un documento que redactaba una serie de reglas para sus monjes que posteriormente fue conocido como la “Santa Regla” cuyo mandato principal es el _”orat et labora”_ que en español significa “ora y trabaja” y expresa la vocación y la vida monástica benedictina de alabanza a Dios junto con el trabajo manual diario.

Dicho documento fue inspiración para muchas de las otras comunidades religiosas, tanto así que en la actualidad 700 monasterios masculinos y 900 femeninos siguen la “Regla de San Benito”.

Patrón de Europa

El Santo es considerado principalmente el Patrón de Europa, sin embargo, también es patrón de la villa Heerdt en Alemania, del pueblo San Benito en Ecuador, de Monreal del Llano en España, de la villa de Nursia (su ciudad natal) y de Italia.

Además, es venerado como patrono de los archiveros, agricultores, ingenieros, curtidores, moribundos, granjeros, de los arquitectos italianos, de los monjes y religiosos (pertenecientes a congregaciones religiosas), de los escolares, de los criados y de los espeleólogos.

También se recurre a él para sanar algunas enfermedades ya que se considera patrón de aquellos que sufren enfermedades inflamatorias y de los que padecen enfermedades del riñón.

Además del libro de la “Santa Regla”, San Benito nos dejó dos sacramentales de mucha importancia: la Cruz y la Medalla de San Benito.

Su origen se fundamente en el hecho de que este santo usaba la señal de la Cruz como signo de salvación, verdad y purificación de los sentidos.

Gracias a este signo fue capaz de derrotar al demonio en numerosas ocasiones, lo que le valió el título de protector contra los espíritus malignos, la tentación y la brujería.

¿Cuál es el origen de estos sacramentales?

En la Alemania del siglo XVII, durante un juicio, unas mujeres acusadas de brujas testificaron que no tenían poder sobre la Abadía de Metten pues estaba bajo la protección de la cruz y está les impedía maldecirla o conjurar hechizo alguno contra ella.

Cuando se investigó, se encontraron en las paredes del recinto varias cruces pintadas y rodeadas por las letras que se encuentran actualmente en las medallas. Más adelante se encontró un pergamino con la imagen de San Benito y las frases completas que sirvieron para escribir esas abreviaturas.

En el anverso de las antiguas medallas aparece, rodeando la figura del santo, el texto en latín _”Eius in óbitu nostro preséntia muniámur”_ que en español significa “Que a la hora de nuestra muerte, nos proteja tu presencia”.

Las medallas actuales, frecuentemente sustituyen esa frase por _”Crux Sancti Patris Benedicti”_ que significa “la Cruz de San Benito”, o más simple aún, por la frase _”Sanctus Benedictus”_.

En el reverso de la medalla aparecen las siguientes inscripciones:

– En cada uno de los cuatro lados de la cruz: C. S. P. B. _Crux Sancti Patris Benedicti._ Cruz del Santo Padre Benito.
– En el palo vertical de la cruz: C. S. S. M. L. _Crux Sácra Sit Mihi Lux._ Que la Santa Cruz sea mi luz.
– En el palo horizontal de la cruz: N. D. S. M. D. _Non Dráco Sit Mihi Dux._ Que el demonio no sea mi jefe.
– Empezando por la parte superior, en el sentido del reloj: V. R. S. _Vade Retro Satána._ Aléjate Satanás – N. S. M. V. _Non Suáde Mihi Vána._ No me aconsejes cosas vanas – S. M. Q. L. _Sunt Mála Quae Libas._ Es malo lo que me ofreces – I. V. B. _ípse Venéna Bíbas._ Bebe tú mismo tu veneno.

En la parte superior, encima de la cruz suele aparecer unas veces la palabra _PAX_ y en las más antiguas _IESUS_.

La medalla, como se le conoce actualmente, es la del jubileo de 1880 por los 1400 años del nacimiento de San Benito. Fue lanzada exclusivamente por el superior abad de la famosa abadía benedictina de Monte Cassino en Italia.

¿Para qué sirven la Cruz y la Medalla de San Benito?

Estos símbolos son sacramentales reconocidos por la Iglesia con un gran poder de exorcismo. Sin embargo, es importante recalcar que el poder de la medalla no está en sí misma, sino en Cristo, y por la fervorosa disposición de quien la porta.

Con estos sacramentales se puede obtener la indulgencia plenaria en la Fiesta de San Benito, que la Iglesia celebra el 11 de julio, siguiendo las condiciones habituales que manda la Iglesia: confesión sacramental, comunión eucarística y oración por las intenciones del Papa.

La forma tradicional de portar la Cruz o la Medalla de San Benito es llevarla colgada al cuello en una cadena, Sin embargo, actualmente existen muchas formas de mostrar la devoción a la cruz y a la medalla de San Benito; pueden ser expuestas en nuestro hogar, carro, lugar de trabajo, etc., o en un llavero.

Ya para terminar…

Es importante recordarte que estos sacramentales deben ser bendecidos por un sacerdote con agua bendita y mediante el rezo de la siguiente oración:

-Nuestra ayuda nos viene del Señor

-Que hizo el cielo y la tierra.

-Te ordeno, espíritu del mal, que abandones esta medalla, en el nombre de Dios Padre Omnipotente, que hizo el cielo y la tierra, el mar y todo lo que en ellos se contiene.

Que desaparezcan y se alejen de esta medalla toda la fuerza del adversario, todo el poder del diablo, todos los ataques e ilusiones de satanás, a fin de que todos los que la usaren gocen de la salud de alma y cuerpo.

En el nombre del Padre Omnipotente y de su Hijo, nuestro Señor, y del Espíritu Santo Paráclito, y por la caridad de Jesucristo, que ha de venir a juzgar a los vivos y a los muertos y al mundo por el fuego.

Bendición

-Señor, escucha mi oración.

-Y llegue a tí mi clamor.

-Oremos:

Dios omnipotente, dador de todos los bienes, te suplicamos humildemente que por la intercesión de nuestro Padre San Benito, infundas tu bendición sobre esta sagrada medalla, a fin de que quien la lleve, dedicándose a las buenas obras, merezca conseguir la salud del alma y del cuerpo, la gracia de la santificación, y todas la indulgencias que se nos otorgan, y que por la ayuda de tu misericordia se esfuerce en evitar la acechanzas y engaños del diablo, y merezca aparecer santo y limpio en tu presencia.

Te lo pedimos por Cristo, nuestro Señor. Amén.

 


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Jesús Rodríguez
Amante del Creador, la ciencia, la química, la biología y los momentos de ocio. Maestro en la Facultad de Ciencias Químicas de la UACH y un apasionado por transmitir el conocimiento, pero sobre todo por transmitir a Jesús. Gusta de los momentos libres pues es cuando aprovecha para escribir de Ciencia y de Religión, invitando a todos a aceptar a Cristo en su corazón para lograr la salvación. "Sí, Dios amó tanto al mundo, que entregó a su Hijo único para que todo el que cree en él no muera, sino que tenga Vida eterna" Juan 3, 16

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