Desde hace mucho tiempo me ha preocupado conocer parejas que se prohíben cosas, que se piden permiso para hacer tal o cual cosa, amigas que prohíben conocer a otras amigas y bueno un sinfín de ejemplos que seguramente tú también has visto, o vivido.

¿Sabes? Los celos son una respuesta emocional natural, es decir, es algo que está en nuestra naturaleza y no solamente de los seres humanos, también los animales parecen reaccionar ante esto, pero, a diferencia nuestra, sólo es por instinto. Para que te sientas un poco mejor, te diré que hasta Dios en el antiguo testamento dice ser celoso, con ese deseo de que sólo lo amemos a Él (Éxodo 20: 5). Ser celosos no es una decisión que tomemos, es más bien una reacción, así como la acción y reacción  de reflejo.

Tampoco quiero decir con esto que son incontrolables y debes dejarlos fluir. A diferencia de los animales nosotros disponemos  de una habilidad para razonar  y por ende una habilidad a no reaccionar de manera espontánea a cada situación; teóricamente [piopialo]nosotros tenemos la habilidad de controlar nuestras reacciones, somos capaces de analizarnos a nosotros mismos y cambiar nuestras conductas.[/piopialo]

Algunos tienden a mezclar la envidia con los celos por eso es importante diferenciar entre ellos. Según la Real Academia Española la envidia es: “Tristeza o pesar del bien ajeno o emulación o deseo de algo que no se posee”; mientras que los celos involucran sentimientos aún más profundos: “sospecha, inquietud y recelo de que la persona amada haya mudado o mude su cariño, poniéndolo en otra.” Entonces “la envidia se refiere a algo que alguien más posee y el celo refiere temor ante la posibilidad de perder algo que nosotros poseemos”. (Pino, 2016).

En los celos el problema viene cuando a la persona que amamos la consideramos posesión nuestra.  Si consideramos al otro como alguien que nos pertenece corremos el riesgo de reclamarlo y reclamarle como si nos hubiera costado o si fuera parte de lo que nos pertenece.

Sentir angustia por el peligro de perder a alguien es normal, sólo cuida que no se propase y contamine tus relaciones. Si reconoces esta conducta encomienda tu relación a Dios y piensa en cómo serían las relaciones entre personajes bíblicos como José y María o Ester y Asuero, Abraham y Sara o bien fíjate en la relación de tus padres, tus tíos.

De los celos de Dios viene una gran enseñanza para nosotros donde Él reconoce que tiene celos (como parte natural) de que adoremos otros “dioses” pero nunca coarta nuestra libertad como personas pues nos considera creación suya pero no objetos de su posesión.  Curiosamente en el  controlar los celos  se muestra más amor que en el expresar y reaccionar con celos, con la reacción  sólo se demuestra posesión.

A continuación te enlisto algunos pasos con los que puedes aprender a controlarte y a tener una relación sana, en donde el amor sea lo que te mueva en todas tus relaciones.

  1. Ten en cuenta que nadie es una posesión.
  2. Ora
  3. Identifica la situación que dispara ese sentimiento
  4. Ten confianza en ti mism@
  5. Evita compararte con otra persona
  6. Analiza tu relación con esa persona ¿realmente vale la pena esta escena?
  7. Haz lo opuesto que haría una persona celosa
  8. Confía en la persona que amas
  9. Escucha tus sentimientos porque te dicen cosas importantes
  10. Ocúpate

Dentro de la cualquier relación hay una base, que, según mi punto de vista es la comunicación y en segundo lugar pongo la confianza, sobre esta base se debe construir la relación.

Estaré orando por ti, si tienes algunos tips o comentarios déjalos aquí para enriquecernos todos. ¡Dios contigo!

 


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Adeth Limas

Licenciada en Comunicación y Medios Digitales y se especializa en publicidad. Colaboró como coordinadora en algunos grupos juveniles parroquiales y pertenece a la mesa directiva de Jóvenes Líderes Defensores de la vida A.C.

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