Seguramente escuchaste, leíste o viviste el emotivo e inspirador discurso que dio el Papa Francisco a todos los jóvenes en Morelia, Michoacán. Hubo tres palabras que el Papa mencionó una y otra vez e incluso hizo que el estadio entero las coreara junto con él, momento que, aseguro, hizo enchinar la piel de muchos.

Habló de riqueza. Los jóvenes somos la riqueza de México.

la juventud ocn francisco

Imagina que eres una mina y un grupo de inversionistas canadienses; o sea, Dios, las circunstancias de la vida, los problemas, las tristezas, las lágrimas, los fracasos; todos ellos vienen dispuestos a convertir esa piedra, o sea tú, en materiales preciosos, valiosos. Claro, a base de algunos golpes, unos más duros que otros. Algunos más difíciles de superar que otros.

¿No lo crees? Pues entonces estarías dejándote llevar por la primera amenaza que, según el Papa “es cuando sentís que no le importás a nadie o que estás dejado de lado”. [clickandtweet handle=”” hashtag=”” related=”” layout=”” position=””]¡Eres valioso! Estás lleno de potencial, vamos, encuentra tu riqueza[/clickandtweet], profundiza en ti, conócete y haz crecer tus virtudes, úsalas y canalízalas al mejor camino.” Y no te asustes, con esto no arriesgas nada, sino que aseguras tu felicidad.

Pero claro ¿Qué es la riqueza sin esperanza? ¿De dónde la sacas?

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Pues ¿De dónde más? ¡De Jesús! Lo dijo el Papa: “Él hace que esta riqueza se transforme en esperanza. Él es la base de toda esperanza”. Los mismos apóstoles dudaron en los momentos de tribulación, pero cuando Jesús se hizo presente les dio el ímpetu para continuar y mira que entre doce “sólo” lograron una Iglesia universal, que tiene más de 2000 años de antigüedad. ¿Te das cuenta de lo que puedes lograr? [clickandtweet handle=”” hashtag=”” related=”” layout=”inline” position=””]Echa a volar tus sueños, las caídas no importan, como dice el Papa, no importa si te vas arrastrando, siempre y cuando no te detengas[/clickandtweet]. Citó una frase de los alpinistas que dice: “En el arte de ascender el triunfo no está en no caer sino en no permanecer caído”.

Tu dignidad es parte de tu riqueza

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Continuando en la mina, ahora supongamos que antes de los inversionistas, llega gente, se pasa de largo, realmente no conoce sobre minerales y se deja llevar por la apariencia. O, al ignorar lo que se puede hacer con ellas, deciden usarlas para construir banquetas, casas, para lanzarlas a los autos que pasan por ahí. Estos son los riesgos que corremos, el no valorarnos provoca que otros no nos valoren tampoco. La dignidad, te fue dada por Dios mismo, nadie tiene derecho ni  autoridad o poder de quitártela, pero mucho ojo, porque si tú mismo lo desconoces puede venir un inexperto a aprovecharse de eso y utilizarte, cual objeto, para otro fin distinto al que Dios planeó para ti. Deja que el conocedor moldee tu vida de tal forma que te transformes en un diamante. Hay muchos peligros, amenazas, tentaciones y al final tú eres quien decide.

¡El 50% de los mexicanos somos jóvenes! Hagamos de México un lugar digno, un lugar donde los jóvenes participan en lo social, en lo político, en el medio ambiente, en lo empresarial, innovan los sistemas antiguos y se preocupan por el futuro. Cada quien cooperando con la riqueza propia, así, lograremos vivir en un lugar donde, siguiendo el consejo de nuestro pontífice, no se dialoga con el demonio sino que se combate con la palabra de Dios.

Convierte estas tres palabras en acciones y despierta, recuerda acompañar todo de la oración y apóyate de tu familia, de tus amigos, que son los pilares que ha puesto Dios para nosotros. ¡Ánimo!

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Si quieres leer y ver el discurso completo puedes hacerlo aquí 


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Adeth Limas

Licenciada en Comunicación y Medios Digitales y se especializa en publicidad. Colaboró como coordinadora en algunos grupos juveniles parroquiales y pertenece a la mesa directiva de Jóvenes Líderes Defensores de la vida A.C.

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