A pesar de que es un evento donde asisten miles de personas alrededor del mundo todavía hay otros miles de personas que no tienen idea de lo que significa y creo que encontré la respuesta a eso… la jornada no es para todos, es para jóvenes que estamos atrapados en el mundo de redes sociales y nos atrevemos a seguir a Dios sin importar lo que nos puedan decir. Asistir a una jornada no es ir de vacaciones al país cede, vivir la jornada es para valientes, para jóvenes que se atreven a mostrarle al mundo que quieren llegar a la santidad. Es como dice el himno de la JMJ: ser peregrinos que lleven la palabra y el mensaje de Dios.

Mi promesa

Me prometí vivir esta jornada como si fuera la primera, dejarme sorprender por las cosas ordinarias que en ese momento se convertirían en momentos extraordinarios para mí y que son días que atesoro en mi corazón.
Me encontré con Dios no solo de una manera, si no de muchas. Vi a Dios en esas personas que cantaban por las calles y estaciones del metro en Panamá, lo vi en uno de los atardeceres más bonitos, en las personas que defendían los colores de su país y cargaban orgullosamente sus banderas, en todos aquellos que le hacían reverencias y que fervorosamente oraban por todas las cosas que les perturban en sus corazones. No necesité que pasara algo milagroso en mi vida para poder decir “aquí estás Señor” y eso es lo que muchos no entienden, Dios no se tiene que presentar de formas sobrenaturales, Dios se presenta en lo más pequeño que te puedes imaginar.

La voz de Dios

Escuche a Dios en la familia que me acogió y me abrió las puertas de su casa y de su corazón, lo escuché en todas las oraciones y cantos. Lo escuché por medio de esos mensajes que el papa Francisco tenía preparados para nosotros y sabía que algo bueno estaba por pasar cuando él comenzaba sus mensajes y se dirigía a nosotros con un “queridos jóvenes”. Le hablé a Dios desde lo más profundo de mi corazón y me escuchó.

Sé por mi fe que Él personalmente tocó el corazón de todos los que estábamos ahí en su encuentro, que nos habló de maneras diferentes y que se nos erizó la piel en más de un momento.

Ni mil fotos, videos o testimonios son suficientes para contarte lo que se vive, es cuestión de que tu te atrevas a darle ese Sí que está esperando de ti. Seamos jóvenes testigos y discípulos con alegría, fe y vocación. Tomemos a la santísima virgen María como modelo de vida y como misionera.

Panamá y todas esas personas se quedan en mi corazón. GRACIAS PANAMÁ. GRACIAS JMJ.


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Karina Carmona

Ella es estudiante de comunicación.fotografa y misionera. Su mayor anhelo es viajar por todo el mundo y encontrarse con el amado en cada momento

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