En estos días de Pascua en donde estamos de fiesta por la Resurrección de Cristo quiero platicarte acerca de un pasaje de la Escritura que me gustó mucho, es de Juan: 10, 31-42. Dice así:
En aquel tiempo, cuando Jesús terminó de hablar, los judíos agarraron piedras para apedrearlo. Jesús les dijo: “He realizado ante ustedes muchas obras buenas de parte del Padre, ¿por cuál de ellas me quieren apedrear?”
Le contestaron los judíos: “No te queremos apedrear por ninguna obra buena, sino por blasfemo, porque tú, no siendo más que un hombre, pretendes ser Dios”.
Jesús les replicó: “…Si no hago las obras de mi Padre, no me crean. Pero si las hago, aunque no me crean a mí, crean a las obras, para que puedan comprender que el Padre está en mí y yo en el Padre”. Trataron entonces de apoderarse de él, pero se les escapó de las manos. Luego regresó Jesús al otro lado del Jordán, al lugar donde Juan había bautizado en un principio y se quedó allí.
Al terminar Jesús de hablar con los judíos, decidió retirarse un momento e irse al río Jordán y quedarse un rato ahí. No sé si recuerdes que Juan bautizó a Jesús en ese mismo lugar y dice en Marcos 1, 7-11 que “…En cuanto salió del agua vio que los cielos se rasgaban y que el Espíritu, en forma de paloma, bajaba a él. Y se oyó una voz que venía de los cielos: «Tú eres mi Hijo amado, en Tí me complazco.»”
Hacer la voluntad
Jesús sabía que estaba haciendo la voluntad del Padre al predicar y enseñar con obras. Los judíos no lo comprendieron y querían apedrearlo, además se estaba acercando la hora de su pasión y muerte. Entonces Jesús regresa al Jordán, regresa al recuerdo en donde el Espíritu desciende y lo llama “mi Hijo muy amado”, regresa al sentimiento en donde una vez encontró paz y todo le era grato.
Entonces hoy la pregunta que yo quiero hacerte es: ¿Cuál es tu río Jordán? ¿Recuerdas algún momento en tu vida en donde sentiste tanto amor, tanta paz, tanta felicidad?, ¿Quiénes fueron parte de ese momento?, ¿Sentiste la presencia de Dios en ese momento?
El Bautizo y la presencia de Dios son Paz
Ahora que lo has recordado, quiero invitarte a que tengas presente tu río Jordán. A que cada vez que te sientas desanimado, solo, incomprendido, desesperado, triste, incapaz o frustrado, regreses a tu río Jordán. Regreses al sentimiento de victoria, de lucha, de ánimo, de fuerzas, de ganas, de paz que alguna vez tuviste y recuerdes que no estás solo, que Dios siempre te acompaña, que aun en las peores batallas o en los momentos en donde crees no tener más fuerzas, Dios está apoyándote para que salgas victorioso de cada situación.
Eres hijo de Dios, ¡ya eres grande por lo tanto!, Vuelve a tu río Jordán y alégrate y regocíjate porque Si Dios está contigo, ¿Quién podrá estar contra ti?
Dias antes de su pasión y muerte, Jesús regresó al río Jordán para reflexionar y recordar el momento de su bautizo, cuando el Espíritu lo llamó “mi hijo muy amado” .
Pretendo invitar a los lectores a pensar en “su río Jordán”, en los momentos o lugares en donde sintieron la paz de Dios que quizás necesiten recordar.